14

30 9 0
                                    

Arturo

—Ese idiota con sus comentarios fuera de lugar va a hacer que un día lo despidan, no solo a él, sino a mí también por reírme —se quejaba Tōru, mientras lavaba sus manos en el baño, preparándose para volver después del pequeño show que sus amigos m...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—Ese idiota con sus comentarios fuera de lugar va a hacer que un día lo despidan, no solo a él, sino a mí también por reírme —se quejaba Tōru, mientras lavaba sus manos en el baño, preparándose para volver después del pequeño show que sus amigos montaron.

Desafortunadamente, su momento de tranquilidad fue interrumpido por la celebridad del momento con una sencilla pregunta.

— ¿Doctor Oikawa, podría usted explicarme el motivo de la tardanza de la tripulación? —inquirió el político casi echando humo por la boca.

Eso es todo.

Tōru iba a acabar con su vida en ese mismo instante.

Saldría corriendo hasta el último piso de las instalaciones y de allí se tiraría en clavado. Lo que sea para no tener que volver a lidiar con burócratas jamás en su vida.

Pero tenía que mantener apariencias, así que respirando profundamente e invocando cada gota de paciencia que queda en su cuerpo, se dispuso a responder.

—Como ya le respondió en su momento el jefe Ukai, la tripulación ya se encuentra de camino. Por otra parte, el motivo de la demora no tengo como explicárselo ya que no lo sé. —Pero Tōru estaba seguro de que un buen puñetazo en esa barrigota sí se lo haría entender.

— ¡¿Cómo puede usted no estar al pendiente de ellos?! —pregunto escandalizado.

Uno.

—Porque yo no soy el encargado de todo lo que corresponde con la tripulación —respondió el científico, fijando su mirada en el hombre al frente suyo.

— ¡Que irresponsable de su parte no estar al pendiente de todo lo que suceda! ¡No puedo creer que en sus manos estén nuestras vidas! —exclamó casi que a los gritos.

Dos.

—Con todo respeto, señor. No logro comprender como esa tarea es mi responsabilidad. —Aunque Oikawa mantenía el tono cordial, ya no era tan amable como en un inicio.

— ¡Pero si usted es el líder! ¡Es extremadamente inapropiado que aunque no sea su responsabilidad usted sepa algo al respecto! —"Casi que a los gritos" ya no vale para esta ocasión, ya que el señor en efecto gritó.

Tres.

Ahora sí se ganó su golp-

Paren todo.

¿Qué carajos fue lo que dijo?

— ¿El líder? —preguntó Oikawa extremadamente confundido.

— ¡Sí! ¡El líder de la misión!

—Pero yo no soy el líder.

Tras su respuesta, se instaló un silencio incómodo en el lugar.

Tōru podía jurar que estaba escuchando a Tetsurō reírse.

Y lo iba hacer arrepentirse.

— ¿Pero si usted fue el que presentó la idea ante el gobierno y todos los involucrados? ¿Si usted no es el líder, quién lo es y porque esa persona no tomó la responsabilidad de ser quien nos diera a conocer el plan? —preguntó y esta vez sí parecía un ser humano normal, como todos.

Agotado y rendido con la vida, Oikawa se limitó a señalar a su jefe.

Nakanashi se encontraba a las espaldas del político y procedió a aclarar la situación después de la elocuente presentación que hizo el científico de su persona.

—Como el director de la JAXA esa tarea que usted menciona es mi responsabilidad. Al doctor Oikawa solo le corresponder manejar todo lo relacionado directamente con el asteroide y antes de que pueda reiterar su pregunta, él fue el portavoz del plan dado a que en ese momento yo me encontraba por fuera del país en negociaciones con la NASA para poder llevar todo esto acabo —explicó con una sonrisa condescendiente.

—Ah.

Y con ello, Nakanashi pellizcó a Kuroo en el brazo antes de que este tan si quiera pudiera decir algo sobre el comentario del político, o reírse, en su defecto.

"Ese par de idiotas son como niños, lo juro" pensaba con desesperación el director sin quitar la sonrisa de su rostro.

—Ya llegaron —habló el jefe Ukai, salvando a todos los presentes en la sala de otro silencio incómodo.

Uno a uno, los soldados fueron entrando y Ukai procedió a sus respectivas presentaciones —"¿Sí son soldados? ¿La fuerza aérea cuenta como soldados?" se preguntaba Tōru—.

—Él es el coronel Kabagu Takahiro. Él será el capitán de la nave y el encargado que tenga que ver con la tripulación —introdujo el hombre—. Le siguen el teniente Yahaba Shigeru y el alférez Kyōtani Kentarō, los dos artilleros.

Ay, lo que hace el paso del tiempo.

Los dos muchachos no habían cambiado mucho ya que sus rostros todavía eran fáciles de reconocer, al menos para Tōru, sin embargo ya habían perdido esa inocencia en la mirada que todos tenían cuando estaban en preparatoria.

Cuando ambos se pararon firmemente al lado de su capitán y miraron disimuladamente a quienes se encontraban en el lugar, sus ojos brillaron con reconocimiento al observar a Tōru.

Y tal vez algo más.

—Por último —retomó el jefe Ukai, haciendo que Tōru se centrara en él otra vez—, están los dos pilotos. La capitana Hirugami Shōko será la copiloto y el mayor Iwaizumi Hajime será el piloto.

No puede ser.

Esto no puede estar pasando. ¿O sí?

¿Qué tan probable puede ser el hecho de que haya alguien más en el mundo con ese mismo nombre?

Esto debe ser la vida jugándole una mala pasada.

—Lamentamos la demora, jefe —habló alguien.

Alguien, con una voz que Tōru reconocería de aquí hasta la luna.

"No puede ser" piensa el castaño, cuando levanta la mirada y confirma sus sospechas.

Oh, por supuesto que sí puede ser.

Maldita sea.

Sol de Media Noche [IwaOi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora