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Y en medio de su desesperación, comprendió que enamorarse era crear una religión a partir de un dios que podía fallar.

Un dios que podía morir.

Habían pasado tres días

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Habían pasado tres días.

Tres días desde que Tōru se había aislado del mundo, solo eran él y su gata, Leche.

Tōru lo intentaba, claro que él si lo hacía, sin embargo el recuerdo de lo que había sucedido no lo abandonaba.

Siempre estaba ahí, como un fiel amigo que no se va.

A veces era difícil comer.

Siempre era difícil dormir.

El mero esfuerzo de respirar costaba.

Pero Tōru tenía en claro que él iba a salir adelante. ¿Cómo? Ni idea, pero encontraría la manera.

Por Hajime.

Por supuesto, eso no quería decir que él iba a mejorar así de la nada, razón por la cual todavía estaba despierto.

Todas las luces en su hogar —¿Si se le podía llamar así? ¿"Hogar"?— estaban apagadas, excepto el televisor en el cual se encontraba sintonizado un noticiero que pasaba su última edición de noticias del día.

Tōru no le estaba poniendo demasiada atención ya que su mirada se encontraba fijada en el cielo nocturno, apreciando un evento que se puede catalogar como "único en la vida".

—Parece de película, así que si usted puede, salga de su hogar y observe el cielo porque en este momento está sucediendo una lluvia de estrellas como jamás se había visto —hablaba la presentadora con emoción.

—Aunque en realidad, no son estrellas. Como venía diciendo, son meteoros que se están desintegrando en la atmósfera terrestre y dan la apariencia de ser estrellas que dejan una estela —mencionaba un astrónomo que había sido llamado a último minuto para explicar el fenómeno.

"Probablemente no sean solo meteoros" pensaba Tōru, recostado en su balcón.

— ¿Y por qué no había sido anunciado antes? ¡Un suceso así de hermoso debió de haberse sabido con mucha antelación! —exclamó la mujer.

"Si se supo".

—Honestamente no tengo una respuesta concreta para eso, sin embargo hay una cosa que si le puedo afirmar y es que quienes logren observar este evento serán unos afortunados porque las lluvias de estrellas normalmente no son así.

— ¿Ah, no?

—No. Aunque visualmente el efecto no cambia, no son tantas en un periodo de tiempo tan corto, déjeme decirle que en todos mis años de profesión jamás había visto algo así.

Con eso, Tōru decidió bajarle un poco más al volumen del televisor y enfocarse totalmente en la vista que sus ojos podían apreciar.

"Sí que soy un afortunado, ¿eh?" pensaba, esta vez mirando a su pequeño sol escondido entre tanto brillo del cielo.

Y aunque no lo crea, Tōru si es un afortunado porque Hajime siempre estaría allí.

Sol de Media Noche [IwaOi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora