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Polaris

Los tres días de descanso pasaron volando y así mismo pasó de rápido el tiempo de preparación para el lanzamiento

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Los tres días de descanso pasaron volando y así mismo pasó de rápido el tiempo de preparación para el lanzamiento.

El trabajo de Tōru se triplicó y Hajime se la pasaba todo el día metido en simuladores o entrenando, pese a esto, ambos encontraban pequeños momentos del día en los cuales reunirse.

Almuerzos que coincidían.

Reuniones en las que ambos estuvieran presentes.

Madrugadas en las que se escapaban para pasar algo de tiempo a solas bajo el hermoso cielo estrellado.

Y ni hablar de las pequeñas muestras de cariño, las cuales solo aumentaron.

Dedos entrelazados.

Un suave roce de labios.

Promesas susurradas.

Era casi como un cuento de hadas.

Pese a la cantidad de estrés a la que ambos se encontraban sujetos, no podían pedir algo más.

—Damas y caballeros, este es el momento que todos hemos estado esperando —habló Nakanashi a la multitud de trabajadores que se encontraban al frente de él—. En unas cuantas horas entraremos a la recta final de lo que han sido unos meses muy sacudidos y llenos de trabajo para todos, pero una vez esa nave despegue solo quedará esperar tres días y todo llegará a su final. Por favor, un brindis para los valientes astronautas que se encargarán de que este hermoso planeta pueda vivir un día más.

Al tiempo, todos alzaron sus copas y entre risas, buenos deseos y despedidas los cinco elegidos partieron a culminar con las preparaciones de último minuto.

Sin nada más que hacer —por el momento—, Tōru solo suspiró y se quedó parado al lado de Tetsurō mientras veía a Hajime salir con sus compañeros.

—Y tú, ¿no vas a ir a despedirte de tu príncipe? —preguntó Tetsurō, con una sonrisa burlona en su rostro.

—Para tu información, ya lo hice, sabelotodo —respondió Tōru, pellizcando el brazo de su amigo.

— ¡Idiota, eso fue innecesario! Comprendo que estés estresado, todos lo estamos, pero no te puedes desquitar conmigo de esa manera.

Y era la verdad, todo el personal estaba de pelos parados debido a que los resultados de los siguientes días significan la sobrevivencia o no de todos.

Tetsurō y Kenma eran los que estaban peor desde el punto de vista de Tōru —obviamente él mismo no se incluyó. Él estaba fuera de concurso—. El castaño podía jurar que ese par no había dormido desde hace unos tres días pues las ojeras que cargaban debajo de sus ojos no se quitaban ni usando el corrector más caro del mundo y aunque era comprensible —pues ambos participaron activa y directamente en la construcción de la nave— también es necesario un poco de descanso.

Sol de Media Noche [IwaOi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora