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Blair

Durante las vacaciones, me contuve de hablar con mi abuela respecto a todo lo que me había sucedido, en ocasiones durante la cena, en ese momento en que el único sonido son los cubiertos contra el plato y mis pensamientos, tenía los ojos fijos en mi comida pero ella, por el contrario, sobre mi sien, podía sentir a la perfección su sospecha, aunque dudaba que tuviese algún idea de las razones para actuar tan distinto, no tenía nada contra ella, sin embargo, en cuanto volví a casa lo único que hacía era pensar y mortificarme, la ventaja de todo esto es que no volví a tener esos episodios de psicosis tan extraña como en el salón de Trelawney o la habitación.

Este año escolar empezó de una forma muy peculiar, pues justo durante la mañana en que debía irme a la estación para tomar el tren a Hogwarts, ví uno de los periódicos; El Profeta.

— Entonces ¿Todos los campamentos se quemaron? —Cuestioné impresionada—

— Todos, perseguían a las personas con antorchas y ni una sola carpa quedó en pie, el Ministerio llegó cuando ya todo había terminado —Dijo Joyce—

— Lo cuál no me sorprende en lo absoluto —Erza rodó los ojos— Hay algo que no entiendo ¿Porqué durando un Mundial de Quidditch? Es decir, qué razón tendrían para atacar a alguien, o más de uno, en un lugar como ese

— ¿Genocidio tal vez? —Sugerí alzando los hombros— Erza tiene razón, una cosa es que hayan sido sus seguidores, pero un sitio como ese no tiene mucho sentido

Ningúna de las tres comprendía la situación, por más que le dimos vueltas al asunto, entre teorías y bromas el tema se esfumó, volvimos a pensar en los problemas más normales de cada una, como la manera de pasar este año sin caer en un colapso, yo por otra parte, desde hace días, o semanas, venía planeando decirles que me acompañaran durante un plan en mente, seguía sin encontrar una forma de convencerlas, después de todo, el procedimiento para convertirse en animago podría llegar a ser peligroso.

La llegada a Hogwarts fue normal, hasta que llegó el banquete, siempre debíamos llevarnos una sorpresa o una noticia durante la cena.

— Ahora que ya están sentados, quisiera informarles algo —Empezó Dumbledore— Este castillo no solo será su hogar este año, si no también el de varios invitados especiales, ya que Hogwarts ha sido elegido como la sede de un legendario evento, el Torneo de los 3 Magos. Para aquellos que no lo sepan, el Torneo de los 3 Magos reúne a 3 escuelas para una serie de pruebas mágicas y de cada escuela se selecciona a un estudiante para competir, y que quede claro, si son elegidos, estarán solos, y créanme cuando digo, que este torneo no es para los asustadizos, pero hablaremos luego, por ahora demos la bienvenida a las bellas señoritas de la academia de magia Beauxbatons y a su directora, Madame Maxime

Me quedé completa y absolutamente en shock, me encantaría describir el sentimiento en mi pecho con mayor detalles pero resultaba imposible de creer aún, ellas estaban aquí, todas ellas junto a la maldita de Maxime, los ojos me brillaban por el reflejo de las lágrimas y ahogar mis sollozos no me dejaba respirar, en cuanto sentí la mano de Erza apretando la mía fue cuando logré relajarme, una vez pasada la impresión, llegó la ira.

Las puertas del salón se abrieron, dándole paso a un grupo de chicas con un uniforme hermoso de color azul casi pastel, todas iban vestidas igual, junto con un sombrero pequeño, inclinado sobre sus cabezas. Empezaron a entrar con elegancia, casi desfilando o bailando, moviéndose con delicadeza, incluso extendiendo sus brazos hacia los chicos en cada mesa por la que pasaban y mariposas aparecían a su alrededor, era espléndido, hasta que me di cuenta como Dumbledore me miraba desde la tarima, un extraño nerviosismo subió por mi pecho, lo noté en su mirada, él sabía algo que yo no, o podrían tratarse de paranoias solamente.

𝘿𝙚𝙪𝙙𝙖 𝙋𝙚𝙣𝙙𝙞𝙚𝙣𝙩𝙚 ➵ 𝘿.𝙈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora