5.

22 2 0
                                    

James

Estaba sentado con Sam en el árbol y le puse mi abrigo alrededor de sus hombros estaba descubierta y ya empezaba hacer frío, estábamos viendo el cielo, cuando empieza a llenarse de colores y de diferentes explosiones. El cielo se estaba convirtiendo en un mar de combinaciones, pero no pude fijarme mucho en ello porque una peculiar sonrisa capto mi atención, ella estaba viendo fascinada como si nunca en la vida hubiera visto aquello, como un descubrimiento. Cuando ella sonrió toda mi mente estaba en aquella sonrisa que era estupefacta podía expresar todo lo que quería decir con tan solo esa sonrisa, su amabilidad, su inteligencia, su inocencia, su forma de ver las cosas, era ella. No podía para de ver esa sonrisa porque me sentía vivo como si hubiera descubierto un nuevo territorio, los segundos eran eternos y quería que siguiera así, pero el tiempo estaba en sentido apuesto.  Los colores era lo que más le interesaba eso estaba claro veía como sus manos y ojos expresaban felicidad cada vez que veía la combinación de ellos.

-Te gusta mucho ver los colores no?- su sonrisa seguía intacta y eso me parecía genial.

-Si, me gustan como cada uno de ellos me cuenta su historia, el sentimiento del color y el cual porque eligieron, como cada uno nos representa y nos cambia la vida dando una percepción de quienes somos- ella se expresaba distinto, tenía opiniones en las cuales me gustaba escuchar porque eran heterogéneas.

-Se puede percibir que tienes una forma muy distinta de ver las cosas- y vi como se encogió de hombros, su pelo estaba un poco despeinado porque ya empezaba a ver una brisa delicada.

-Me gusta saber que prefiero ver la vida de muchas maneras ¿Por qué? La verdad no sé- me reí por eso.

-Si me hubieras dicho el porqué te hubiera creído alguien inteligente- la creía inteligente, pero me gustaba fastidiarla y ver como sus cejas se fruncían y sus cachetes se inflaban para replicarme algo.

-Ey no soy tan pendeja.

-Claro.

- ¡De verdad!

- De acuerdo- lo digo con una sonrisa de burla.

- Eres muy fastidioso.

-Claro- ella rueda los ojos, pero está vez se concentra en las ferias que tenemos al frente de nosotros.

Me gusto que se centrara en eso porque de nuevo volvió a sonreír como si todo se acabara mañana, eso me hacía sonreír a mí, me contagiaba.

-Me gusta cuando sonríes, con sinceridad tienes una sonrisa contagiosa- vi como se sonrojaba e intentaba esconder su cara era chistoso y adorable.

-Sei così adorabile- le dije, hubo un rato de silencio el cual no era nada incómodo era más bien algo relajante. Cuando toda nuestra concentración se fue porque empezó a sonar Ed Sheeran - Thinking out Loud era algo increíble como la vida ponía este tipo de situaciones incoherentes y estúpidamente ridículas, pero no iba a perder la oportunidad de bailar con ella.

-Las casualidades de la vida a veces son extrañas, tontas, pero siempre hay que aprovecharlas- le digo para ponerme de pie e inclinarme hacía ella y darle mi mano.

- Stellina mia vicina, aceptaría esta pieza de baile muy ridículo conmigo, como bienvenida?

Ella se levantó con mi abrigo en sus hombros y se inclinó haciendo una corta reverencia hacía mi, yo solo sonreí divertido era muy infantil, interesante.

-Claro aceptaría bailar con el más fastidioso del vecindario- eso me hizo dar una ligera carcajada.

Tomo mi mano y la atraje hacía mi enseguida me sentí en una calidez agradable.
me centré en sus ojos que eran de un color miel y eras magníficos podía ver el reflejo del cielo a través de ellos como cada uno de ellos se centraba, la sonrisa como siempre me encantaba podía ver sus labios tenían ligeras cortaduras de mordidas y estaban algo hinchados y rojos, se veían subes y delicados. ¿Qué sentiría si los probara? Después estaba su cabello negro que estaba un poco volando por las corrientes que nos daban, dábamos ligeras vueltas en el nuestro propio sitio yo la tomaba como si fuera lo más sensible del mundo no quería causarle ninguna molestia. Le daba muchas vueltas a ella, ya que cada vez que ella se volvía apegar a mi cuerpo sonreía aún más. Las estrellas iluminaban y la luna igual sonaba la música y nosotros nos movíamos al compás de la música hasta que dejo de sonar y con la última vuelta acabo.

Hasta mi último respiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora