Hasta mi último respiro

9.

James

Cuando las personas queremos algo, hacemos todo por conseguirlo aunque eso cueste. Tan solo había pasado un mes desde que conocí a Sammy, es extraño que en tan poco tiempo la tomara tanto cariño, me gustaba pasar con ella todo el tiempo posible, bueno el tiempo cuanto pudiera.

Una de las mejores cualidades de las personas son tus ojos ¿Por qué? Por el simple hecho de que son la fuente de expresión, el color de los ojos solo añadían un toque a su personalidad. Los ojos miel que ella tenía eran maravillosos en especial cuando el sol se posaban en ellos, aunque los hiciera achinárselos, mirar cada detalle de la gente es lo que me hace que conozca más a fondo a la gente, quería descifrarla a ella.

Mi mente y cuerpo actuaba diferente con ella, la razón por la cual fue así no la sé, exclusivamente empezó a pasar. Mientras ella pintaba con muchos colores, el único que se reflejaba para mí era el de sus ojos, el cual brillaban cada vez que pintaba, su sonrisa era intacta la cual la hacía lucir espectacular.

-¿Tú crees que esté quedando bien?- me dice a mí, veía a la pintura con los ojos achinados, su vestido estaba ligeramente manchado al igual que sus manos- yo creo que le falta más blanco. 

Yo solo podía ver mi pintura y la de ella, yo solo tenía pintado negro, no era bueno dibujando y no tenía imaginación sin duda.

- Yo pienso que está perfecto- le digo sonriendo, era un cuadro el cual era dos manos unidas por un ligero hilo rojo, el hilo rojo.

-¿Por qué no has hecho nada?- me dice ella cruzando los brazos.

-Sinceramente, no tengo imaginación- le digo yo viendo mi cuadro y encogiéndome de hombros.

- Mmm, yo te ayudo- me dice ella para coger muchas pinturas y ponerlas frente a mí-quiero que cierres los ojos y me digas en que color piensas cuando te digo mi nombre- eso me hizo sonreír.

- El blanco sin dudar- le digo sonriendo.

-Abre los ojos- hago lo que ella me pide- ahora dibuja un objeto cerca que sea blanco.

En ese instante empecé a recorrer   el lugar, pero lo único que me atraía era ella, en ese árbol al frente del río, era solo ella.  La vi con un brazalete blanco con pequeñas flores, eso me hizo acuerdo a las flores que le había comprado, cogí el pincel e intente trazar unas margaritas.

Solo la escucho reír.

- ¿De qué te ríes?

-De nadaaa- me dice aún sonriente.

- Claro- ella solo se ríe y apunta a mis flores mal hechas.

- ¿Qué se supone que es eso?

-Ey son unas flores- ella solo niega con la cabeza riendo.

- ¿Seguro que son flores?

-Ey no me ofendas- con eso le tiro un poco de pintura, ella pone una cara de quererme matarme.

-Hoy hay pelea- dice ella para coger su pincel y tirarme pintura.

-Con que en esa estamos- sin pensarlo cojo un bote de pintura morada y se la tiro.

- ¡James! - me grita ella para coger y tirarme un bote de pintura amarilla.

-!Sammy¡- le digo yo riéndome, después de hacer una guerra de pintura nos sentamos en los columpios del parque, con nuestros cuadros en la mano.

-Esto no son flores- me dice ella viendo con extrañez mi cuadro.

-Es arte abstracta, cosas que no entenderías- le digo, ella cogió un pincel y con eso cogió un poco de pintura blanca que tenía en la cara para ponerse a pintar unas verdaderas margaritas.