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Gulf estaba en la sala con una manta envolviendo todo su cuerpo y frente a él se encontraba una gran pantalla en la cual se mostraba una de sus series favoritas. El día estaba algo frío y aunque se hubiera quedado en su cama todo el día, la pantalla de la sala era mucho mejor para disfrutar de su serie.

Al contrario de lo que había pensado, no se sentía para nada incómodo vivir en la casa Mew, en realidad se sentía muy a gusto. El pelinegro siempre lo trataba con cuidado, era respetuoso y lo hacía sentir en casa. El padre de este también lo era, aunque su padre era una versión más bromista de Mew. Y siempre tenía a Sammy cerca, lo visitaba todos los días, sin falta. Se sentía seguro y tranquilo, no podía pedir más.

— Joven, tenemos visitas...— escucho la voz de uno de los chicos que trabajaban en la casa, pero antes de que terminara de hablar la voz de una mujer lo interrumpió.

— ¿Mi sobrino Mew? ¿Dónde está? — Gulf se puso de pie con la manta aun cubriendo su cuerpo. La mujer puso la vista sobre él, mirándolo con repudió y luego volvió a mirar el interior de la casa.

— Hola, Mew está trabajando — respondió haciendo una reverencia para saludar, la mujer no respondió de igual manera. Se dio cuenta que era la misma que se encontró en la oficina del pelinegro, y también no era del agrado de el mismo.

— Fuimos a su oficina y nos dijeron que no estaba ahí — detrás de la tía de Mew apareció otra mujer, más joven, con una cara hermosa y sus piernas eran tan largas que sintió que eran más largas que todo su cuerpo. Esa mujer podía pisarlo si quisiera.

— Uhm... No se encuentra aquí, no ha regresado — respondió sin hacer contacto visual. Tenía la idea de que el pelinegro no había querido recibirlas.

— ¿Dónde más podría estar? — pregunto la mujer mayor algo enojada.

— No lo sé...

Él no sabía mucho sobre la vida de Mew fuera de la casa, quizás tenía amigos con los que salir, un hobby o una pareja. Aunque eso último le revolviera el estómago de solo pensarlo, pero si así fuera ¿A la pareja de Mew le molestaría que él estuviera en la casa?

— ¡Que inútil sirviente! ¡No sabes nada! — le gruño la mujer haciéndolo retroceder unos pasos.

Él no era un sirviente de la casa, y aunque así lo fuera no tenía ningún derecho de tratarlo de esa manera.

— Disculpe, señora Yon, el joven Gulf no es un trabajador — hablo el chico que las había recibido.

— ¿Joven Gulf? — pregunto levantando una ceja en busca de respuestas.

— El joven Mew nos pidió que lo llamáramos de esa manera — respondió.

Odiaba a Mew por eso. No quería que los trabajadores lo tratarán con tanto respeto, a veces solo quería hablar informalmente con ellos porque se aburría, pero las personas que trabajaban dentro de la casa siempre hablaban formal con él.

— ¿Quién eres exactamente? — pregunto la mujer más joven mirándolo fijamente.

Empezaba a sentirse como un ratón rodeado de gatos. Además ¿Qué respondía? ¿Era su amigo? ¿Era el ser humano que llevaba dentro a su hijo? ¿Qué tipo de relación llevaban? Se quedó callado, incapaz de responder mientras las dos mujeres lo miraban como animales al acecho, sintiéndose indefenso, sin escape.

— Así que los rumores eran ciertos — hablo la tía con un tono amargo, desagradable. Trago saliva nervioso, solo por comentarios de Sammy y Mew sabía que su familia no era para nada agradable, no creía que les gustará la noticia de su embarazo. Pero ellos no estaban enterados ¿O sí?

Daddies (MEWGULF) (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora