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Despertó sintiendo un fuerte y protector brazo rodeando su cintura, mientras que una mano protegía dónde su bebé se encontraba creciendo. Quería moverse pero no podía, Mew lo estaba sosteniendo firmemente, pero sin llegarle hacer daño. Si el chico no se encontrará abrazándolo de tal manera, le hubiera sido imposible conciliar el sueño en esa casa. Le causaba escalofríos pensar en todo lo que había pasado la noche anterior y tener que dormir bajo el mismo techo de las personas que no lo querían para nada. El tener a Mew a su lado sin duda había sido toda la ayuda para que pudiera dormir como lo hizo.

No podía creer lo valiente que habían sido Mew y su padre al defenderlos de tal manera en la noche anterior. El nunca habría tenido la valentía de enfrentar a su familia de esa forma, menos con lo intimidante que eran todos en esa casa. Aunque hubiera hablado sobre eso con Mew, aún sentía un sentimiento de culpa y había puesto sobre sus hombros la idea de arruinar la relación del chico con su familia, aunque sabía que no era así. No quería sentirse de esa manera, pero también tenía un sentimiento egoísta que le decía que mientras ellos estuvieran bien su familia no debía importar. Mew había sido claro en decirle que solo los necesitaba a ellos, a su padre y a Sammy para estar bien, pero ese sentimiento de culpa aún se encontraba en su pecho.

Le asustaba la idea de que Mew en algún momento se llegará arrepentir de haber roto los lazos con su familia solo por su bebé y el. También le asustaba la idea de que su familia intentará algo en contra de su bebé, bien conocía las historias sobre el abuelo contadas por Sammy. La noche anterior sus palabras habían sido tan frías y seguras que le habían helado la sangre, si no hubiera tenido a Mew junto a él probablemente se habría puesto a llorar por el susto de que alguien le arrebatará a su bebé.

Inmediatamente cerró sus ojos y se hizo el dormido al sentir que el pelinegro comenzaba a removerse a su lado. Como si de un oso de peluche se tratara, Mew se acurruco aún más a su espalda, tocando con delicadeza su pancita. Sonrió. ¿En serio era así de maravilloso dormir junto a el? Porque estaba poniendo la idea en su cabeza de pedirle que se quedará junto a él todas las noches, por muy loco que sonara eso.

— Gulf...— la voz de ronca y sensual de Mew le envío millones de corrientes por todo su cuerpo. Rezaba porque no se le alborotaran las hormonas en ese preciso momento — ¿Quieres desayunar? — pregunto. Su cara se puso roja de vergüenza al darse cuenta que Mew sabía que ya estaba despierto.

— No. Quiero irme a casa — respondió sincero.

No quería seguir estando ahí y aunque tuviera a Mew a su lado, no se sentía seguro, necesitaba la calidez de su hogar.

— Debes comer algo — le pidió el pelinegro.

Iba a decirle que podía comer algo por el camino, pero eso sería egoísta para Mew, ya que él debía manejar y no podría comer nada. — Está bien, voy al baño — respondió removiéndose un poco para que el pelinegro lo soltará. Pero no sucedió, los brazos se mantuvieron fuerte alrededor de su cintura. La cara Mew se hundió en su cuello haciendo que su respiración se cortará por lo nervioso que se sentía en ese momento.

— No te enojes. Solo quiero que comas un poco y luego nos iremos — murmuró. Sintió como las palabras de Mew chocaban contra su nuca. No podía describir como la temperatura de su cuerpo se había elevado en un par de segundos por la cercanía del pelinegro. Eso era malo, muy malo.

— No estoy enojado, solo quiero ir al baño — respondió intentando sonar calmado, aunque su vientre fuera un revoltijo de emociones. No sabía si era la emoción del bebé o su propia emoción. Prefería culpar al bebé de todo eso.

Una de las manos bajo desde lo alto de su vientre hasta la zona baja de su pelvis. Cerró los ojos, no quería moverse o hacer algún ruido raro que delatara todo lo que los toques del pelinegro le estaban provocando.

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⏰ Última actualización: Feb 03, 2022 ⏰

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Daddies (MEWGULF) (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora