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Durante el fin de semana, Hyunsuk se dedicó plenamente a manifestar su felicidad con Yedam hasta el punto de agotarlo, zarandeándolo como único método para calmar la adrenalina que lo consume. También, Doyoung fue víctima de su desmesurado buen humor, incluso si el chico parecía más emocionado que él.

Y es que no pueden culparlo; el muchacho que lo traía loco desde hace más de un año entabló una conversación fluyente con él, le sonrió más de una vez y para rematar le dio un besito. Fueron demasiadas cosas en poco tiempo.

Por esta misma razón y, aun siendo lunes por la mañana, Hyunsuk camina hasta su salón con una sonrisa gigante, más cuando recuerda que volvería a ver a Jihoon después de un largo fin de semana. A su lado, Yedam no muestra intenciones de recargar baterías aún.

Las clases pasaron de manera lenta, peor en un día lunes donde ni los profesores querían estar allí. Pero eso no fue impedimento para que sus ánimos sigan a flote.

Cuando finalizan las dos primeras y tediosas horas de física, lo primero que su estómago le pide al salir de su aula es un café, por muy poco que lo necesitara. Mientras camina, varios estudiantes que se encuentran en el pasillo se dedican a mirarlo para seguidamente murmurarse cosas entre ellos sin disimulo, dejándolo extrañado.

¿Ahora qué se supone que había hecho?

En un piso menos, las mismas expresiones se repitieron. Él solo siguió caminando tranquilo; no recuerda haber dicho o hecho algo cuestionable así que no le toma importancia.

Sin embargo, cuando los murmullos tras sus espaldas se cortan de golpe sabe que lo que sea que allí hubiese es lo suficientemente importante como para ignorarlo y seguir con su camino. Por eso, supo que haber seguido la corriente por primera vez en su vida fue una buena decisión en el momento que, al voltearse, se encuentra con la imagen más encantadora que alguna vez llegó a recrear en su mente.

Con un par de libros bajo su brazo, postura recta y uniforme impecable, Jihoon camina con la misma confianza que lo caracteriza cada vez que merodea por los pasillos. Con el detalle de que, en esta ocasión, sus mejillas se complementaban con su brillante y esponjoso cabello que ahora era color rosado. A su vez, este estaba un poco más corto en comparación a como lo tenía, resaltando más sus facciones.

Cuando lo ve Hyunsuk simplemente no puede retener por más tiempo el suspiro que amenazaba con escaparse siempre que muchacho estaba cerca, al mismo tiempo que sus labios se curvan para completar a la boba expresión que adorna su rostro. El menor se acerca, ignorando todo el revuelo que causó alrededor con su sola presencia.

—Buenos días.

—Buenos días. Estás precioso.

—Gracias—Jihoon le sonrió de la manera tan bonita que solo él podía. Y, aunque el muchacho mantiene la cabeza en alto y lo ve con seguridad, el mayor no deja pasar a sus orejas que poco a poco se iban coloreando. Si las tocase, probablemente estarían ardiendo.

Aun así, el agradable momento duró poco. Como siempre.

Detrás de Jihoon, Donghyuk y su grupo de matones caminan hacia donde ellos están. El rubio los mira con burla en sus ojos.

—Pero bueno, miren nada más al señorito Park Jihoon—habla con el sarcasmo rebozando en su voz. Hyunsuk chasquea la lengua, a ese chico sí que le encanta armar escenas en donde todo el mundo pudiera ser testigo de su idiotez.

El nombrado se toma unos segundos antes de voltearse con lentitud, viendo al mayor con una expresión fría. Ignorando la estúpida sonrisa que este último tiene mientras lo mira, el de hebras rosadas lo examina de pies a cabeza, frunciendo el ceño.

Skater ||SukHoon||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora