☀️Capítulo 3🌻

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Gulf 🌻

Cerré la puerta y regresé a la esquina del fondo, revisando todo el baño mientras avanzaba. Solo había tres compartimentos en este baño y, probablemente, solo fuera para el personal ya que no tenía mostradores de mármol y ni casetas de madera tallada. Igualmente era acogedor y había un mueble en la esquina. Intenté no dejar que mi mente pensara en lo que podría hacer ahí con Mew.

«¿Dónde diablos está Mew?», pensé y consideré desvestirme antes de que él llegara.

Mi miembro estaba totalmente despierto y, por primera vez, no estaba avergonzado por la respuesta de mi cuerpo a la situación. «Son las hormonas», me aseguré. En realidad, era el pensar en ese caramelo de hombre que estaría penetrándome contra la pared...

Justo cuando comencé a preocuparme, la puerta se abrió y me quedé quieto. Mew entró, su cara estaba sonrojada y sus ojos llenos de lujuria.

—Lo siento, ese tipo, Mild, me preguntó si sabía adónde había ido su esposo —me sonrió, cerró la puerta y puso la cerradura con facilidad.

Al estirarse me di cuenta de que su chaqueta estaba hecha a medida, que solo estaba escondiendo los músculos de su espalda y mostraba perfectamente su trasero. Cuando se volteó para mirarme, no pude evitar sentir afinidad, conexión. No me sentía raro, me sentía listo.

—Voy a recibir ese regalo ahora, señor Suppasit —le dije, sosteniendo mis manos al frente en lo que esperaba que fuera una apariencia coqueta e inocente.

Mew se acercó, parecía un hombre que estuviera cerca de reventar. Sus ojos marrones eran salvajes y brillantes. Se aproximó para tomar mis manos y las agarró fuertemente y utilizó la que tenía libre para agarrar mi cuello. Mew me acercó, no con rudeza, pero con suficiente fuerza para que yo supiera lo que estaba pensando.

—Bésame, Gulf —dijo él y yo estaba demasiado dispuesto.

Abrí mis labios para Mew y su cara estuvo lejos por un segundo enloquecedor antes de que acercara su rostro. Cerré mis ojos cuando nuestros labios tuvieron contacto y sentí escalofríos pasar por mi garganta directamente hasta mis pies. Mis pezones se endurecieron y mi espalda se arqueó, presionando mis pecho contra el de Mew de una forma desesperada.
Eso nunca me había pasado antes.

No puedo decir cuánto duró el beso. ¿Minutos? ¿Meses? Pero cuando nuestros labios se separaron, mi cara estaba roja, mi cabello estaba enredado y estaba bastante seguro de que iba a necesitar otros calzoncillos.

Dios, estaba tan listo para él. Mis ojos se abrieron y sentí su vista en el botón superior de mi camisa.

—Quítate la camisa —dijo cada palabra igual de caliente como lo estaba yo.

Miré hacia mi camisa y no pude evitar ver el bulto que había aparecido en Mew, sus pantalones azul cobalto señidos no podían hacer nada para esconder su erección.

La vista me estimuló y yo casi me arranqué la camisa en un esfuerzo para acercarme a él, para estar piel con piel. En el preciso instante en que mi camisa tocó la pared y se deslizó al suelo, sentí que su mirada se encendía.

Aquí estaba yo, desnudandome ante él.

Mew me miró como si acabara de ganarse la lotería. Sus ojos nunca abandonaron mis pezones, mi estómago, la curva de mis caderas. Nunca me había sentido tan sexy y ni siquiera estaba totalmente desnudo.
Los ojos de Mew se elevaron para ver los míos y él mordió su labio.

—Te voy a follar, Gulf, pero antes quiero que sepas que eres el hombre más hermoso que haya visto. Eso he pensado desde el primer día en que te ví —dijo haciendo una pausa, mientras sus manos se acercaban a mi rostro, haciendo mi cabello a un lado para poder mirarme a los ojos—. Pero suficiente de eso. Quítate los pantalones o voy a hacerlo yo por tí.

Buscando un Bebé.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora