Buscando un Bebé.

☀️Capítulo 4🌻

Mew☀️

Me desperté sintiéndome tieso y adolorido en varios lugares y, al mismo tiempo, me sentía suelto y relajado en otros. Una sonrisa apareció en mi cara sin que me diera cuenta cuando giré y encontré a Gulf a mi lado. Su cabello negro era un desastre en mis sábanas. Las sábanas no lograban ocultar la elegante curva de su figura que estaban asomándose de una forma seductora.

Decidí darle a mi chico algo de tiempo para dormir y me salí lentamente de la cama intentando no moverme mucho. Pensé en llevarle el desayuno a la cama y, quizás así, él me vería como algo más que solo una noche de sexo.

Mientras iba hacia la cocina, mis pies descalzos atravesaron el apartamento y la sonrisa de mi cara se ensanchó. Logré que Gulf Kanawut viniera a casa conmigo. Ni siquiera sabía si él pensaba que yo era algo más que sexo, pero ese era el primer paso. Eso era todo lo que necesitaba.

Mientras hacia los huevos, freía el tocino y preparaba el café, no pude evitar pensar que era el comienzo de algo… grande. Quizás esto fuera lo que siempre había deseado. Quizás esto funcionaría.

Pude escuchar cuando Gulf salió de la cama y fue al baño al lado de la cocina. Mi amiguito ya estaba duro cuando saqué la comida de la estufa a la mesa. Decidí no unírmele, solo para mostrarle que no era un animal.

Gulf salió de la ducha en minutos y vino a la mesa solo con una camisa que debió haber encontrado en mi cajón. Normalmente yo me enojaría solo de pensar que otra persona estuviera revisando mis cosas después de una sola noche, pero el ver a Gulf en mi camisa blanca me hizo sentir cosas. ¡Mío! ¡Mío! Mi cavernícola interior gritaba y yo le di un momento para que se desahogara.

Gulf estaba mirando a su alrededor, al parecer estaba sorprendido con lo limpio que estaba todo. Yo estaba orgulloso de tener un apartamento simple, pero clásico al mismo tiempo, pues hice un gran esfuerzo para nunca vivir en las condiciones en las que crecí, algo que era difícil lograr en este mercado de bienes raíces, incluso con mi sueldo de finanzas. El dinero no puede comprarlo todo, pero puede comprar comodidad.

Los ojos de Gulf dejaron de pasearse y llegaron a mí. Sentí que me suavizaba solo con ver su mirada de chocolate y suspiré con gentileza. Inclinándome, agarré sus manos con las mías sobre la mesa. Vio mis brazos, mi pecho y mi torso expuesto. Su orejas y su cara se pusieron rojos de inmediato, yo no llevaba una camisa y, aparentemente, eso le gustaba.

«¿Te gusta lo que ves, cierto?», pensé mientras me enderezaba para que pudiera ver mejor, incluida la carpa de mis pantalones que no podía ocultar mi erección. Gulf se movió un poco en su asiento y mordió su labio. Decidí que era mejor parar esto un poco antes de que se enfriara el desayuno, así que me senté y agarré sus manos de nuevo.

—Hice el desayuno —dije, señalando a la mesa.

Él tuvo la gracia de reírse.

—Ya lo veo. Luce delicioso, Mew. Muchas gracias —añadió y comenzó a comer.

Yo pensaba que no había nada más sexy que ver a un chico comer sin que le importara nada y Gulf era el más sexy. Yo también comencé a comer mientras me alababa internamente por mi gran habilidad para freír tocino. Mientras Gulf tomaba lo último de su café, levantó la mirada con timidez.

—Gracias por ayer y anoche, Mew. Eso fué… sorprendente. No lo digo por decir. Gracias.

Miré hacia abajo, un poco tímido y humilde por su elogio. Daría todo por escucharlo decir eso cada día. Sin querer, la idea de que Gulf se fuera entró en mi cabeza. «¿Qué tal si no quiere verme de nuevo y estar así conmigo?». Tenía que hacer algo para que se quedara conmigo, para hacerle ver que yo era un buen hombre, que podía ser suyo.