ᴾʳᵒ́ˡᵒᵍᵒ

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Realmente quiero llorar.
¿Qué se suponía debía hacer? ¿Cómo se suponía que debía reaccionar?

Estaba la clase entera frente a mi; riendo, murmurando y analizando mi persona. Mis piernas no respondían, estaba furioso, frustrado y tan triste.
Aquel a quien yo consideraba la persona más especial para mí en todo el mundo, había divulgado mi mayor secreto ante todos, y no de una buena forma.

- Vamos, ¿Qué te ocurre? - Reía un chico del salón. - ¿Acaso quieres llorar, niñita?

- Deja de hablarme.

Comenzaba mi vista a nublarse. Mi orgullo no permitiría que me vieran todos en ese estado, lo único que mi cuerpo anhelaba de algún modo era que todos dejaran de reírse.

- Dime, porque en serio no lo comprendo ¿De qué te sirve sentirte como un "hombre", si seguirás saliendo con varones? Es estúpido.

- Sabía que había algo mal contigo, nunca luciste como los demás chicos.

- Que asco, yo solía comer contigo ¿Estás enamorado de mí también, marica? ¿Enamorada?

- QUE SE CALLEN.

Me fuí encima de mi mayor hostigador. Mi irá me consumió al instante y no podía parar de golpearlo.
Claro, hubiera sido muy placentero y agradable que se quedará así. Pero en una sociedad con dones, eso no era posible. Aquel chico con un quirk peculiar me volteó la jugada.

Ese día, todos los chicos de la clase me dieron una paliza. Según lo que ellos querían, era que me quedara claro el que yo no era como ellos, que yo no era un hombre en realidad. Lo único que puedo decir acerca de eso, es que si me dejaron algo en claro, que necesitaba cerrarles la boca.

Al llorar en mi cama casi todo el día, por lo que yo era, por como había nacido, me prometí que jamás me volvería a suceder.
Iba a convertirme en un hombre tan formidable y respetable, que cada una de las personas que se burlaron de mi, se disculparían suplicando mi amistad.
Aunque para siquiera lograr una parte de mi meta de vida, necesitaba empezar por el primer escalón; necesitaba volverme fuerte y con ello, entrar a la academia más importante del país para volverme un héroe, al que jamás trataría mal.






Llegado el día del examen físico para entrar a la U.A., con el sabor a nervios en todo el esplendor de mi boca, me encontraba entre los muchas personas con las que compartía un sueño. Ser héroe, creo.

Era en realidad que estaba aterrado, mi cuerpo me decía que lo haría genial, que sería el mejor de todos, pero en realidad mi mente sabía que solo estaba confiando más de lo escatimado, sabía que lo haría pésimo.

Había entrenado, me veía diferente. Quizá más robusto, un poco más alto y siempre intentaba mostrar mucha seguridad en mi rostro, al menos me hace creer que así la demás gente creería que soy atractivo.
Había comenzado mi transición, estaba en testosterona y aunque fue tan terrible el inicio al contarle a mi familia como me sentía, creo que al menos me estiman, aunque sea.
Ojalá hubiera en nacido con una mejor vida.

Cerca de mi había muchos chicos bastante llamativos... Uno en específico, se veía más nervioso que yo, en su defensa, yo soy bueno fingiendo.
No era muy alto, de pelo despeinado oscuro verdoso, que hablaba con otro chico mucho más alto que él, de lentes.

En eso la puerta se abrió y todo el mundo comenzamos a correr hacia enfrente, el ambiente desesperaba.
De entre la multitud sobresalió un chico al derribar al primer robot gigante. Me dejó impresionado ver lo particular que era su don.
Creo que todo el mundo quedó igual, quiero decir, utilizo simplemente una rotunda explosión para derribarlo.

Presumido.

Reí mentalmente, es graciosa la envidia a veces.
Pese a que yo no cuento con un don tan impresionante como el de los demás, logré apañarmelas.

Mi don.
Por parte de mi familia materna había permanecido un don de manipulación de objetos inanimados o cualquier tipo de materia. En pocas palabras, pueden mover
grandes cosas telepáticamente, sí, supongo que esa es la idea principal.
Del otro lado, mi padre quien es poseer de un don de telequinesis es hábil cambiando cualquier cosa. Literalmente cualquier cosa.
Por la genética de ambos yo salí con un don que es capaz de transformar, cambiar así como mover sin necesidad de tocar, cualquier objeto.

A decir verdad es muy útil, pero como todo, tiene limitaciones. Solo puedo hacer mi voluntad una cantidad específica de materia, si la paso me agotaré tanto que podría desmayarme.
Pero, meh, detalles.

Solo puedo decir, que derribaré a tantos robots como se me atraviesen.




вeιɴɢ loved | Kαтѕυĸι BαĸυɢoυDonde viven las historias. Descúbrelo ahora