olor a nuevo

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El coche entró por unas puertas macizas. Un amplio camino de grava se abría paso dentro de los altos muros que rodeaban la estilosa mansión. Un jardín clásico de estilo japonés fusionado con un edificio moderno.

¿Vivía aquí este hombre?
Sabiendo que tenía un chófer ya imaginaba que se dedicaba a los negocios, pero esa casa era impresionante. De altas paredes y amplios ventanales.

Daichi bajo del coche y entro en la casa sin mirar atrás ni decir nada.

- ¡Espere! - Haku salió del coche y lo siguió -. Lléveme a casa.

Cruzó las puertas de la casa tras él. Dentro, el recibidor era espacioso, mucho más grande que su propio departamento. O incluso tres apartamentos como el suyo cabrían en ese recibidor.
Una gran escalera subía hasta la segunda planta y se bifurcaba en dos. A su derecha por una puerta de altos arcos, se encontraba el salón, el cual toda la pared era un ventanal y podía verse el jardín y el camino de grava.
Haku se había quedado paralizado viendo la enorme vivienda sin saber bien en donde se estaba metiendo.

Se sentía entrar en la boca del lobo y Daichi había desaparecido por completo.

- Joven señor - un hombre trajeado le habló -. Mi nombre es Yurichi, estaré a su servicio. Por favor, si puede seguirme hasta su dormitorio.

- Quiero irme a casa.

- Me temo joven señor, que eso no es algo que yo pueda cumplir.

- No me llame señor. Mi nombre es Haku, llámame así.

Yurichi inclinó con respeto la cabeza. Eso hacía sentir incómodo a Haku, como si él fuera un noble o alguien importante.

- Por favor, sus pertenencias estarán aquí pronto.

- ¿Mis pertenencias? ¿Habéis entrado en mi casa? - eso era muy molesto.

- El jefe nos informó que tendríamos un invitado de forma indefinida y nos dio una dirección a la cual ir para recoger ciertos objetos y prendas.

Haku no daba crédito, ¿de verdad se habían colado en su casa? Habían rebuscado y cogido sus cosas.

- ¿Dónde está tu jefe?

- El jefe nos encargo cuidar de usted. Dijo que podía usar la casa como guste excepto entrar en su despacho.

- ¿Ha estado conmigo en el coche todo el tiempo y te manda a ti para decirme esto?

- Por favor sígame - era evidente que ese hombre solo quería cumplir con su trabajo e ignoraba a Haku por completo - Aquí se encuentra el salón. Al fondo puede encontrar la biblioteca con una gran variedad de literatura. A la izquierda de la escalera se encuentra el comedor y la cocina. El jefe desayuna a las 7:00, puede unirse a él si lo desea.

No tenía la más mínima intención de cruzarse con él, mucho menos tener una comida juntos.
Yurichi lo guiaba de un lado a otro de la casa, la cual era enorme y no parecía tener fin.
Lo guió escaleras arriba. Estas que se bifurcan en ambas direcciones. El primer cuarto a la izquierda le pertenecía a Daichi, mientras que el último era el que Haku usaría. Al otro lado de la escalera había dos dormitorios más y un cuarto de baño común. El despacho se encontraba en el centro justo del edificio. La puerta se encontraba cerrada, al parecer él ya se encontraba dentro.

- Le dejaré descansar en su cuarto, subiremos sus pertenencias en cuanto lleguen.

Yurichi lo dejo solo tras el tour por la casa.

El dormitorio era amplio y contaba con un pequeño cuarto de baño privado. En el lavabo se remojo la cara. Mirando su reflejo en el espejo, pensaba como podría salir de esta situación. Debería esperar a que trajeran sus cosas al menos, no podía irse sin nada. En su bolsa tan solo llevaba la cartera, el móvil y las llaves de casa.
"¿¡El móvil!? ¡El trabajo!" pensó

Haku salió del dormitorio e iba con la intención de abrir el despacho. Pero fue detenido.

- Disculpe - de nuevo Yurichi ¿de dónde diablos salió? -. No puede molestar al jefe cuando se encuentra en el despacho.

- Tengo que hablar con él. ¡No puede tenerme aquí! Mañana tengo que ir a trabajar.

- El jefe nos informó que no debe salir de casa. Por lo que no será necesario que asista a su trabajo.

- ¡Él no puede obligarme! Y-yo tengo responsabilidades - comenzaba a ponerse nervioso -. ¡Déjame salir!

- ¿A qué se debe este alboroto? - Daichi abrió la puerta del despacho.

- Mañana tengo trabajo, debo asistir. No puedo dejar al gerente así.

- Entiendo... avisa que dejas el trabajo - dijo tras un corto silencio.

- ¿¡Que!? ¡No! Por supuesto que no haré eso.

- Trabajas en la Cafetería Vienesa.

¿Cómo es que lo sabía? Tan lejos había llegado en investigarlo.
Daichi sacó su móvil y realizó una llamada.

- Buenas, llamaba para informarles que su trabajador Haku no estará disponible - hubo un silencio -. Posiblemente nunca.

- ¿Qué diablos haces, estás loco? - Haku se estiró y le arrebató el móvil. Daichi le hizo una señal a Yurichi para que no se moviera -. ¿Gerente?

- ¿Haku que ocurre, va todo bien? - al escuchar su voz preocupada algo dentro de Haku se rompió.

- Si gerente, todo está bien. Yo...yo he de dejar el trabajo durante un tiempo - sentía la voz quebradiza -. Siento hacérselo saber tan abruptamente. Desearía haber tenido más tiempo.

- ¿Seguro que va todo bien? ¿Necesitas mi ayuda?

- No se preocupe señor, todo está bien.

El otro lado de la línea se quedó silencioso, el gerente parecía sopesar sus palabras. Haku luchaba para que no se le temblara más la voz.

- Está bien Haku, confiaré en ti. Por favor, visítanos pronto.

- Si señor, lo haré. Cuídese.

Sentía la cabeza pesada tras la llamada. De verdad había hecho caso a ese hombre y se había despedido de su trabajo.
Empujó el móvil al pecho de Daichi y se marchó sin mirarle a la cara.

No quería verle.

Peach skinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora