Capitulo 3

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Honestamente Kunikida no esperaba para nada que aquel tranquilo día terminara de esta manera, aunque por fuera se mostraba confiado con aquel Alfa desconocido, por dentro maldecía una y otra vez a su bocotá. El sujeto seguía observándolo con una mirada mezclada entre sorpresa y enfado, ¿Dazai?, bueno, en estos momentos temía por su vida.

Podía sentir la mirada reprobatoria del castaño sobre el junto con una sonrisa por demás falsa, estaba claro que estaba molesto.

-Dazai-kun ¿desde cuando tu y este tipo son algo?

Aquel alfa claramente estaba molesto por lo que tenía en frente y lo demostraba dejando salir sus feromonas y sus colmillos, tenia todas las intenciones de amenazar a Kunikida si era necesario, cosa que molesto al rubio.

Dazai se removió inquieto en los brazos de su compañero, las feromonas de ese tipo siempre habían sido muy molestas para el y el alfa lo sabía, por lo que se aprovechaba de aquello para incomodarlo, estaba por responder a aquel sujeto pero Kunikida le gano la palabra.

-Dazai no tiene porque responder tus preguntas- estaba molesto, demasiado, no le gustaba para nada la manera en la que ese idiota observaba al omega en sus brazos- esta más que claro con lo que dije hace poco, así que con tu permiso nos retiramos.

Tomando la mano de Dazai lo llevo con el a pasos rápidos, tenia que alejarse lo más pronto de aquel idiota antes de dejarse llevar por su enojo y lanzarse a golpearlo, odiaba a los alfas que se aprovechaban de sus feromonas para hacer sentir menos a los Omegas, de ninguna manera permitiría que ese idiota intimidara a Dazai mientras el estuviera presente, escucho los reclamos de aquel sujeto mientras se retiraban, pero los ignoro.

-idiota... - susurro molesto, mientras inconscientemente apretaba con más fuerza la muñeca de su compañero, quien se quejo ligeramente por el repentino apretón e intento hablarle, pero el rubio no lo escuchaba estando aún atrapado en sus pensamientos.

-"¿Quien se cree ese idiota?, amenazar de esa manera a Dazai utilizando sus feromonas es un truco muy bajo, ¡¡incluso se atrevió a intentar besarlo!!, si lo vuelvo a ver no se salvara de tener mi puño pegado a su cara"

Caminaron hasta llegar a la residencia de la agencia, fue hay que salió de lo profundo de su mente y por fin escucho al castaño hablarle.

-kunikida-kun.... Me lastimas- al momento de escuchar aquello, se detuvo abruptamente y regreso su vista a Dazai, quien con una pequeña mueca de dolor sostenía la mano del rubio que aún apretaba su muñeca con fuerza, al darse cuenta de aquello inmediatamente lo soltó y tomo con delicadeza su mano para inspeccionar algún daño o moretón hecho a su compañero, pero las ya conocidas y fieles vendas de Dazai se lo impedían, suspiro pesadamente al darse cuenta que al dejarse llevar por sus malos pensamientos, había ignorado a Dazai y eso era algo que no podía perdonarse.

-perdóname, no quise lastimarte- susurro arrepentido mientras acariciaba con delicadeza su delgada muñeca logrando que el dolor se fuera poco a poco.

-Descuida, no pasa nada.. -respondió con un susurro el castaño, Kunikida pudo notar que este seguía incomodo por lo sucedido, suspiro con pesadez y decidió que lo mejor era entrar ya para descansar, tomando la mano de su compañero con delicadeza la dirigió a su rostro para dejar un pequeño y delicado beso sobre su muñeca.

Ante aquel repentino acto, Dazai dio un pequeño respingo sorprendido y sus mejillas se volvieron ligeramente rojas, observo con confusión al rubio por haber hecho aquello de la nada.

-Te..te dije.. Que no... -tartamudeo debido a la vergüenza e impresión.

-¿Aceptarías mi invitación a tomar un poco de te? -pregunto el rubio, Dazai permaneció en silencio unos segundos, pero dio un pequeño asentimiento de cabeza, su compañero sonrió y tomando su mano lo llevo consigo a su departamento, para así entrar y finalmente resguardarse del frio de la noche.

Amar a una flor rebeldeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora