Capítulo 17

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Era una tranquila mañana de otoño en Yokohama, el sol apenas asomaba por el horizonte, tiñendo el cielo de tonos naranjas y rosados. En el pequeño apartamento de Kunikida, el aire estaba impregnado de un aroma dulce y reconfortante: Dazai había decidido sorprender a su alfa con un desayuno casero.

Dazai se levantó temprano, tratando de no hacer ruido para no despertar a Kunikida. Se dirigió a la cocina y comenzó a preparar los ingredientes: huevos frescos, pan y todo lo necesario para uns deliciosos panqueques. Quería asegurarse de que todo fuera perfecto. La cocina se llenó rápidamente con el aroma del café recién hecho y el crepitar de la mantequilla en la sartén.

Mientras tanto, Kunikida, despertado por el suave bullicio en la cocina, se levantó y se dirigió a ver qué estaba haciendo su omega. Se asomó por la puerta y no pudo evitar sonreír al ver a Dazai concentrado en su tarea, con una expresión de determinación que rara vez mostraba.

- Buenos días, mi travieso omega- dijo Kunikida con una voz juguetona, entrando a la cocina y rodeando a Dazai con sus brazos en un abrazo calido -¿Qué estás tramando tan temprano?

Dazai se sobresaltó ligeramente, pero una sonrisa nerviosa y coqueta se formó en su rostro            -Buenos días, Kunikida-kun, quería sorprenderte con un buen desayuno. Siempre estás cuidando de mí, así que pensé que sería bueno devolver el gesto.

Kunikida no pudo evitar reír suavemente mientras depositaba un beso en el cuello de Dazai, sintiendo el leve estremecimiento de su omega -Eres demasiado dulce, Dazai. Pero, ¿sabes? Podrías haberme despertado, habría sido más divertido hacer esto juntos.

Dazai giró la cabeza para mirarlo, sus ojos brillando con una mezcla de nerviosismo y coquetería - Quería que fuera una sorpresa- murmuró, sus mejillas sonrojadas - Pero ya que estás aquí, podrías ayudarme a terminar.

Kunikida asintió, encantado con la idea. Juntos, terminaron de preparar el desayuno, riendo y bromeando mientras cocinaban. Kunikida se mostró travieso, deslizando sus manos por la cintura de Dazai y susurrando palabras dulces en su oído, provocando risas y sonrojos en su omega. Dazai, a pesar de su habitual travesura, se encontró disfrutando de la atención y el afecto de su alfa, respondiendo con sonrisas coquetas y miradas brillantes.

Finalmente, se sentaron a la mesa, donde Kunikida observó con satisfacción el resultado de su trabajo en equipo: un plato de panqueques perfectamente dorados, huevos revueltos esponjosos y café humeante. Tomó un bocado y sonrió ampliamente - Esto está delicioso, Dazai. Has hecho un trabajo increíble.

Dazai se sonrojó aún más, pero su sonrisa se ensanchó con orgullo - Me alegra que te guste, Kunikida-kun, haré esto más a menudo si te hace feliz.

Kunikida tomó la mano de Dazai a través de la mesa y la apretó suavemente - Todo lo que haces me hace feliz, Dazai. Eres increíblemente especial para mí, y quiero que lo sepas.

Dazai bajó la mirada, conmovido por las palabras de su alfa - Kunikida-kun... gracias. Significas mucho para mí también.

Mientras desayunaban, comenzaron a hablar tranquilamente sobre su trabajo en la Agencia de Detectives Armados. Kunikida, siempre el planificador meticuloso, mencionó algunos de los casos pendientes -Tenemos varias misiones programadas para esta semana. Nada fuera de lo común, pero siempre debemos estar preparados.

Dazai, tomando un sorbo de su café, asintió - Sí, aunque últimamente la Port Mafia ha estado más activa. Será mejor que estemos alerta. No quiero que te pongas en peligro innecesariamente, Kunikida-kun.

Kunikida le sonrió con cariño -Sabes que siempre estoy preparado para cualquier cosa. Pero agradezco tu preocupación, Dazai. ¿Qué tal tú? ¿Algún caso que te intrigue?

Amar a una flor rebeldeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora