Capitulo 10

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Sus ojos chocolate observaban con atención la pequeña piscina con peces dorados frente a él, Kunikida se encontraba acuclillado a su lado refunfuñando, llevaba más de 20 minutos tratando de ganar uno de esos pequeños peces para Dazai, ya que al castaño le habían gustado, pero, las pequeñas redes siempre terminaban rompiéndose y no había forma de que lograra ganar a uno de esos pequeños animalitos dorados.

El omega observó por unos segundos el rostro del alfa y luego sonrió con ternura, le parecía adorable que el rubio estuviera luchando por ganar uno de aquellos animalitos para él.

-¡¡Otra vez!! Quiero otra red - exigió el rubio al ver nuevamente la red romperse, Dazai dio unas pequeñas risitas y tomo la mano del rubio evitando que tomara la nueva red que le ofrecían.

-Kunikida-Kun está bien, no necesito uno de estos, vámonos.

-Pero... - el alfa se sintió decepcionado de no poder cumplir aquel pequeño deseo por parte del castaño, Dazai lo noto y sonriendo con cariño dio un pequeño besito en la nariz del rubio, esto provoco que las mejillas del mencionado se tiñeran de un profundo color rojo. 

-Es... está bien... - Respondió el rubio apartando la mirada del omega para que este no viera lo rojo que estaba, Dazai sonrió aliviado y tomando el brazo de su compañero lo alejo de aquel pequeño puesto.

-Vamos a comer algo, ¿sí? - Pidió el castaño sonriendo mientras continuaba abrazando el brazo del alfa, Kunikida asintió con la cabeza aun sintiendo su rostro arder por el pequeño beso que recibió en la nariz. 

Caminaron por unos minutos por aquel festival, los puestos de comida y juegos eran realmente coloridos, además de que había tanto hombres como mujeres, que disidieron asistir al festival portando yukatas, las cuales le parecían magnificas al castaño al ver cada uno de los hermosos detalles que estas portaban, Kunikida caminaba a su lado, pero, a diferencia que él no estaba interesado en su alrededor, simplemente le interesaba disfrutar de todas y cada una de las facciones del omega, sus sonrisas y el brillo de sus ojos era algo que le encantaba ver, Dazai noto la mirada del rubio sobre él, y al voltear a verlo, el rubio simplemente le sonrió con ternura, el omega se sintió un poco cohibido ante aquella sonrisa por parte del alfa, pero, no dudo en corresponderla, hasta que un pequeño detalle llego a su cabeza y eso provoco que su expresión cambiara a una de sorpresa, lo que llamo la atención de su acompañante. 

-¿Pasa algo, Dazai?

-Kunikida-kun... lo siento.

-¿Qué?, ¿por qué te disculpas?

-Te he tenido caminando de aquí a allá sin parar o preguntarte si hay algo en específico que quisieras hacer... yo, perdón... si estropee tu horario...

Fue entonces que al escuchar aquello el rubio recordó aquel pequeño detalle, Ranpo se había quedado con su ideal, en su cabeza apareció la pequeña sonrisa divertida del detective mayor, repitiéndole una y otra vez aquellas frases de ligue, la vergüenza lo consumió y cubrió su rostro con las manos mientras soltaba un pequeño quejido.

-¿Kunikida-kun?

-No... no es nada Dazai descuida - Kunikida suspiro mientras descubría su rostro y sonreía tímidamente al castaño.

-Yo... no tengo un horario para hoy...

-...

-...

-...

-...

-... ¿Eh? - Kunikida sintió una pequeña vena resaltar en su frente por el enojo de ver la cara llena de incredulidad del omega.

-¿Tiene algo de malo eso? - pregunto ligeramente enfadado.

-No... bueno es que... -. Dazai estaba sorprendido de escuchar aquello, ¿Kunikida sin un horario?, ¿cómo paso eso? El alfa suspiro derrotado, ciertamente era verdad que el que él estuviera sin su horario, podría considerarse como la llegada del fin del mundo.

Amar a una flor rebeldeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora