Capítulo 11

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-¡¡Me gustas Daza!!

El silencio se prolongó entre ambos, mientras de fondo las luces de los fuegos artificiales y el bullicio de las personas continuaba, Dazai observaba confundido y sorprendido a su compañero, aun sin poder creer las palabras que este había pronunciado.

Kunikida sentía sus manos temblar y los nervios en su cuerpo solo iban en aumento ¿Hasta dónde podrían llegar esta noche? ¿Cuánto podría avanzar en entrar al corazón de Dazai sin que este se cerrara nuevamente ante el miedo? Es verdad que ambos se habían dejado llevar por las dulces sensaciones que habían invadido sus cuerpos el día que sus labios se tocaron por primera vez, pero, Kunikida no quería seguir adelante sin antes darle un nombre a la relación que estaba desarrollando con el castaño, quería estar seguro de que el omega estaba cómodo y que no estaba haciendo todo aquello por obligación o algo por el estilo, acaricio con delicadeza las pequeñas manos que tenía entre las suyas tratando de calmar el temblor de las suyas, sonrió ligeramente al comparar nuevamente la diferencia de tamaños entre las suyas y las del omega.

-¿Por qué...? 

La tímida voz de su compañero atrajo su atención, el omega permanecía con la cabeza gacha, sus cabellos castaños ocultaban sus ojos y pudo notar que su cuerpo comenzaba a tener pequeños espasmos.

-Yo no...no puedo ser esa "persona especial" para ti, Kunikida-kun, pero, ¿por qué? Quiero decir, de todas las personas para elegir en el mundo, de todas las mujeres que encajarían a la perfección en tus ideales de una pareja perfecta, ¿qué puede de haber en mí que sea digno de ti? Cualquiera es mucho mejor que yo.

El omega podía sentir su voz comenzando a quebrarse levemente y como comenzaba a entrar en pánico, la fachada que había luchado por mantener hasta ahora se estaba desvaneciendo, simplemente no estaba preparado para escuchar aquello, no se sentía alguien digno de recibir dichas palabras, ni dichos sentimientos, era alguien sucio.

Las cálidas manos del rubio se dirigieron a sus mejillas, donde acarició estas con delicadeza, limpiando una pequeña lágrima que comenzaba a derramarse por su pálida mejilla, al dirigir su mirada al Alfa, sintió su cuerpo temblar ligeramente ante los sentimientos que los ojos de este transmitían.

Aquellas hermosas esmeraldas lo veían con gran devoción y amor, no podía apartar sus ojos de los del rubio que continuaba acariciando sus mejillas, Kunikida acorto la distancia y le dio un pequeño beso en la punta de la nariz al castaño, tal y como él se lo había dado en el puesto de juegos, hace unas horas, para luego separarse ligeramente y regalarle una sonrisa dulce y sincera. 

-Nada de eso me importa ahora.

-Pero... Kunikida-kun, yo...

-Porque te quiero a ti y a nadie más. 

Ante aquella declaración, el alfa nuevamente elimino la distancia entre ellos y deposito un cálido y suave beso en los labios del castaño, Dazai correspondió al gesto con timidez, mientras rodeaba los hombros del rubio con sus brazos y una de las manos de este abandonaba su mejilla para dirigirse a su cintura y estrecharla en un fuerte abrazo, las luces en el cielo poco a poco habían comenzado a desvanecerse, pero ellos estaban en su propio mundo disfrutando del dulce sabor de la boca del otro. 

Al separarse el alfa mantuvo al omega entre sus brazos, teniendo miedo de que este se fuera, de que alguien se lo arrebatara, Dazai noto lo repentinamente preocupado que se veía Kunikida, pero, decidió no mencionarlo esta vez. 

Kunikida siguió adelante, dejando salir todo lo que su corazón mantenía guardado, mientras observaba al omega directamente a los ojos.

-no sé, en que momento ocurrió, simplemente sucedió, cada día que pasa mi corazón se siente cada vez más atraído hacia ti, si algo malo te pasara, yo... simplemente no sé, no sé qué haría si algún día te pasara algo.

Amar a una flor rebeldeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora