Capítulo 29.

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"Oh, sí, ya veo", respondió mirando a Lena de reojo.

Ni siquiera le estrechó la mano. Solo sonrío falsamente.

La pelinegra, estaba completamente en silencio, sin saber qué decir o qué hacer, solo miró a su rubia y a su hija como si Eduardo no existiera.

"Sí, mucho gusto", susurró.

La rubia no dijo nada más, solo beso la mejillas de su hija y volvió entrar al del apartamento con ella, en brazos mientras le susurraba algo al oído.

"¿Qué hace ella aquí, Lena?", preguntó el chico lleno de celos y llamando la atención rápidamente de pelinegra.

"A venido conocer a su hija", susurró algo intranquila y atontada.

"Entiendo... Por supuesto, es su madre", respondió con fastidio.

"Así es, no quiero ser grosera, pero ¿crees que podríamos vernos otro día?", preguntó apenada. De verdad no quería lastimarlo.

"¿Por qué?", preguntó totalmente serio.

"Entiendes qué, ella está aquí, ¿verdad? Obviamente quiere estar con su hija todo el día"

"¿Qué tiene eso que ver con nosotros? Puedo estar contigo, ¿no?", respondió molesto.

"¿Eduardo, te estás escuchando?", dijo con enojó de la actitud que está teniendo.

"Entiendo... perdóname, estarás con ella todo el día ¿entonces?", la miró.

"Así es, porque ella es la madre de mi hija. También necesito estar allí con ellas, lo entiendas o no", respondió.

"Lo entiendo..."

Él chico se acercó intentando abrazarla para luego darle un beso, pero ella no lo permitió.

"No, Eduardo", susurró haciendo que se enojará más, pero no lo demostro en ese momento, así que simplemente sonrío.

"Está bien... Perdona por haberte molestado. Te amo, nos vemos luego", respondió alejándose.

Lena tuvo que admitir que se sentía un poco mal por no besarlo, pero sabía que no lo amaba. Ella debería haber roto con él, se sentía cómoda antes, pero no podía amarlo como él quería o esperaba.

Ahora que su rubia estaba aquí, no quería perder más tiempo.

La ama y no tenía más dudas de su amor. Cuando finalmente entró en el apartamento, sus padres la miraron con atención.

"¿Dónde están, madre?", preguntó suavemente, ya que no las vio allí, y mucho menos a su amiga.

"En la habitación, Kara, está aprendiendo a bañar a su hija", respondió su madre con una sonrisa dulce.

Lena finalmente sonrío y camino hacia allá con una sonrisa en el rostro.

Entró en la habitación y caminó hacia el baño, allí encontró a la rubia que frotaba suavemente el cabello de su hija y éste echaba espuma.

La pequeña reía mientras jugaba con algunos juguetes que siempre usaba en la bañera. Samantha también estaba ahí y con una pequeña cámara tomaba algunas fotos.

Cuándo enjuagan a la pequeña con agua, está miró su madre con una sonrisa y la pelinegra sonrío igual.

"Mami, mamá Kara, me está bañando ¡Mira, mira mami!", pidió con entusiasmo.

La rubia rápidamente volteó a ver a la pelinegra.

"Así es cariño, veo que ya aprendió muy bien", respondió mirando con suavidad a la rubia y sonrío, aunque la rubia solo regaló una mueca.

↬ 𝐄𝐋𝐋𝐀 𝐄𝐒 𝐓𝐔 𝐇𝐈𝐉𝐀 ↫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora