Jennie resopló, sintiéndose asfixiada por el profundo silencio en aquel auto.
—¿Tienes hambre? —la observó por unos instantes—. Comamos algo, ¿te parece?
Lisa asintió con desánimo, volviendo su mirada hacia la ventana.
Casi media hora fue la necesaria para que la castaña se dirigiera hacia una pizzería, ubicada cerca de un monte. El camino era elevado y empinado, y es que Kim no quería arriesgarse a ser encontrada por la policía.
Lisa bajó del coche ni bien este fue estacionado y se abrazó a sí misma por la fuerte ventisca que empezaba a congelar todo alrededor.
Dio unos pasos adelante, siendo rápidamente alcanzada por Jennie, quién con un ademán de manos le indicó que entraran ambas.
El lugar era realmente cálido y acogedor a comparación del clima insoportable de afuera, luces brillantes decoraban casi todo a su alrededor y la clientela degustaba de sus alimentos sin hacer estruendosos ruidos. Todo era pacífico.
Tanto Jennie como Lisa caminaron hacia la fila, justamente para hacer su pedido. Aunque había un pequeño problema...
—¿Tienes dinero? —susurró la mayor.
Lisa se encogió de hombros y negó suavemente con la cabeza.
—Nop.
—¿No trabajas en el banco? —volvió a preguntar y la pelinegra la miró desconcertada.
—Eso es demasiado estúpido —le respondió, casi reprochándole—. Si trabajaría en una panadería, ¿tengo que cargar panes conmigo todo el tiempo?
Jennie suspiró con fastidio.
—Ah. ¿Y ahora qué voy a hacer?
—Dispárale a alguien —habló con sorna, la castaña la escuchó con atención—. Te gusta eso. ¿Verdad? Dispararle a las personas —su voz estaba tan cargada de seriedad pero a la vez de sarcasmo—. Si él no te da comida gratis, ve y dispárale.
—¿De nuevo con eso? ¿En serio? —arqueó una ceja—. Ya te dije que les disparé para salvar tu vida. Por favor. ¿Podemos superarlo?
—Já, nunca pedí tu ayuda —contraatacó—. Yo puedo cuidarme sola.
La gente que estaba delante de ellas se fue después de haber dado su pedido. Lisa y Jennie llegaron hacia el amable chico que iba a atenderlas.
—Disculpen. ¿Puedo tomar su orden?
—Mi vida era perfecta, hasta que te conocí —agregó la tailandesa realmente fastidiada.
Kim al escuchar eso, sonrió de manera amplia e incrédula.
—¿Perfecta? —una suave risa salió de sus labios—. Por eso rogabas en internet —la pelinegra la miró con rapidez—. Yo, Lalisa Manoban, recepcionista de banco —agudizó su voz para burlarse por completo, sonando como si estuviera rogándole a alguien—. Por favor, conóceme, por favor. Ven a verme, alguien por favor. ¿Hola? ¿Hay alguien? Ayuda, por favor —ladeó su cabeza para mirar a Lisa—. ¿Hay alguien ahí? ¿Nadie? ¿No?
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The wonseog | Jenlisa
Action❝ El diamante más valioso del mundo ha sido robado. ❞ ¿Quién pudo haber sido tan sagaz de lograrlo? Jennie es una tipa "peligrosa", el principal objetivo de la policía en todo Corea del Sur. Lisa es una joven pelinegra con una vida común y corriente...