❝ El diamante más valioso del mundo ha sido robado. ❞
¿Quién pudo haber sido tan sagaz de lograrlo?
Jennie es una tipa "peligrosa", el principal objetivo de la policía en todo Corea del Sur.
Lisa es una joven pelinegra con una vida común y corriente...
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Lisa observaba detenidamente a Jennie, quien estaba dormitando, recostada en la camilla y con una máscara de oxígeno sobre la boca.
Estaban siendo trasladadas en un helicóptero, cortesía del Servicio Nacional en el que la coreana trabajaba.
La pesadilla al fin había terminado.
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La pesadez en los párpados de Jennie iba desapareciendo. Podía escuchar el constante sonido del monitor cardíaco y soltando un profundo suspiro, abrió lentamente los ojos, encontrándose con la mirada de su jefe.
—Buen trabajo.
—Gracias, señor.
—Tus padres han llevado una vida demasiado extraña —resopló—. Un hijo sacrificó su vida por su país. Y la otra hija está muerta para ellos cuando en verdad sigue viva.
La castaña bajó levemente la mirada. Sí, era algo demasiado complicado.
—Lalisa ha sido llevada a casa —instintivamente Jennie volvió a prestarle atención—. Y se le ha dado la orden de que no te vuelva a ver nunca más. Ella debe saber que Jennie está "muerta" por el bien de esta misión. Creo que no necesito recordarte que al unirte al Servicio Secreto Interno nos entregaste tu vida —la menor mordió su labio inferior, muy consciente de todo—. Lisa puede llegar a ser una amenaza para ti. Ella podría ser tu debilidad —aquella frase retumbó en su mente—. Pero en fin, serás transferida mañana a un lugar seguro.
Un guardia junto al doctor entraron a la habitación.
—Hasta entonces, descansa un poco —se levantó siendo seguido por el otro tipo.
El médico se acercó a Jennie y le entregó un vasito con agua. La castaña, con cierto pesar, se incorporó y tomó el líquido con rapidez. En menos de un minuto, los tan conocidos hincones atacaron su cabeza de forma suave. Aquella sensación de estar débil y medio ida la envolvían.
Parpadeó varias veces.
—¿Qué acabo de tomar?
La joven frente suyo se quitó el cubre bocas y le sonrió con dulzura.
