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No estaba bien lo que estaba sintiendo. Tal vez era simplemente que no estaba acostumbrado a hablar de esa manera con Chan pero de todas formas; no se suponía que debía sentirse así.

Aún tenía las pastillas que el alfa le dió en la mano, había llegado a su habitación y soltado la mochila en alguna parte para después quedarse recostado en su cama. ¿Servirían de algo? Por simple curiosidad abrió el paquete y mordió una, haciendo una mueca ante el sabor agrio, y suspiró antes de tragarla entera con un poco de agua de la botella en su mesa de noche.
Las palabras de esa nota que el alfa había agregado a su regalo paseando por su cabeza. ¿Realmente se veía mejor sonriendo?

De manera estúpida una sonrisa asomó en sus labios, sacudiendo el rostro para obligarse a dejar de pensar. Se lo había prometido a sí mismo luego de lo que había pasado hace ya casi dos años, luego de haber convivido con un alfa, de haber conocido a quien aún era dueño de sus pesadillas.

Jamás volvería a enamorarse de ninguna persona.

Simplemente recordar esos momentos le erizaba la piel, el recordar cuando se había levantado con todo su cuerpo totalmente destrozado y adolorido, cuando descubrió realmente el por qué. En cuando había vivido el dolor de esa marca en su cuello entre llantos y súplicas que terminaron perdiéndose. Su mandíbula se apretó.
Había conocido a Jaehyun cuándo apenas tenía 15 años, igual que a Hyunjin, dos alfas que se acercaron y entre ellos eran amigos de infancia. Minho se había enamorado tanto, o obsesionado tal vez, pero fue lo suficientemente fuerte para aceptar la oferta de vivir con él cuándo su padrastro le había sacado de casa. Hubiese preferido mil años vivir bajo el mismo techo que su padrastro que haber hecho lo que hizo.

Gruñó. Estúpido Minho.

Pero Jaehyun era muy distinto a quien ahora estaba ocupando de forma ocasional - muy ocasional - sus pensamientos. Desde un principio había sido violento, tosco y le miraba de forma dura, le empujaba y hablaba mal desde el día en que se conocieron pero en ese momento creyó que eso era que le vieran como un igual. Realmente lo creyó.
Comparar a Chan y Jaehyun debía ser un pecado.

Se sobresaltó cuando un sabor salado cruzó sus labios y se sorprendió a sí mismo llorando, de manera silenciosa las lágrimas habían corrido lo suficiente por sus mejillas para llegar a sus labios. Trago. Levantándose hacia el baño para limpiar su rostro.

No debía pensar esas cosas cuando Chan estaba comprometido, y quisiese o no, estaba obligado a casarse si es que quería por lo menos recibir algo de todo lo que su padre tenía.

Hizo una mueca luego de volver a donde estaba su televisión, no había nada divertido o de su gusto, su mal humor ocasional volviendo a hacerse presente cuando se acostó a regañadientes.

Al menos dormir despejaría su mente.

🪴🪴🪴

No lo había logrado. Siquiera 5 minutos. Se había tapado, destapado y movido de izquierda a derecha y al revés pero aún así no logró encontrar una posición cómoda así que ahora estaba camino a la tienda de convivencia cerca de su dormitorio.
Era de noche, cerca de las 00:30 según su reloj y optó por ir a comprar un ramen a la tienda cerca, tampoco tenía ganas de cocinar.

La noche estaba tranquila, no había siquiera un alma en los 5 minutos que llevaba caminando pero las estrellas se veían realmente bonitas. Pocas veces se daba el lujo de mirar lo bonito que era el cielo en ese lugar.

Sonrió antes de volver su mirada al suelo, metiendo las manos dentro del abrigo que se había colocado. Muy lindo y todo pero el frío se lo cargaba.
Estaba pasando por una de las típicas plazas que habían entre condominios cuando un sentimiento extraño recorrió su estómago, su pecho palpitó y su respiración se sintió acelerada. ¿Acaso eso no pasaba cuando- Sus ojos se abrieron, no podía ser cierto.
¿Acaso lo había invocado por pensar cinco minutos en él?
apurando su paso casi corriendo hasta ese pequeño local que veía como su refugio, escabulléndose detrás de unas repisas que no permitían ver la caja o que le vieran, la campana de la puerta sonó y rogó a quien sea que pronto el olor de esa persona no cruzará la puerta, marcando mientras tanto el número de Hyunjin con dedos temblorosos.

om(e)g(a) !! banginhoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora