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Chan llevaba tres días dejando presentes a Minho y no tenía ni idea como continuar. Le gustaba ver la sonrisa que el castaño luego tendería a esconder cada vez que vio alguno de sus regalos, eran cosas simples y un poco típicas pero para él era la primera vez que hacía todo ese proceso de "conquistar" a un omega por muy ridículo que sonase.

Le serviría tener a su madre aconsejándole ahora; Jessica fue una mujer dulce, tranquila y sobre todo, lo protegió. A pesar de que su padre tenía uno de los rangos más altos su madre jamás permitió que pasasen a llevar a su hijo. Y para Chan eso era de admirar. Tal vez por eso admiraba a Minho, era incluso más valiente que su madre y eso era mucho decir.

Su mente gatillaba aún en esos besos de despedida y a su mente aveces repasaba las veces que sus labios se tocaron para terminar sacudiendo su rostro para dejar de pensar por un segundo en el olor de Minho o en lo bien que se había sentido cada vez.
Tampoco era fácil olvidarlo porque era consiente que ambos sabían de la conexión entre sus lobos.

Pero aparte de todo eso Minho en si era fascinante, era simplemente perfecto y era extraño. Porque jamás creyó encontrar a alguien que él encontrase como perfecto (para él); era apuesto, demasiado, su nariz era perfecta y sus ojos parecían como si de un gato se tratasen; sus labios eran delgados pero atrayentes y su personalidad, por si no lo había dejado claro, era lo mejor.

No había pensado lo suficiente cuando le pregunto a Minho por su permiso, sin embargo no se arrepentía. Porque tener al castaño de pareja no se veía como mala idea ni tampoco la parte del desafío de conquistarlo.

Aunque se arriesgaría a decir que Minho no lo odiaba tanto como trataba de hacer ver.

Hoy día Minho no se había presentado a clase, y Chan le había preguntado por mensaje lo que resultó ser un resfriado simple a lo que no se preocupó más allá de preguntar si necesitaba algo. Su cabeza seguía carcomida en el episodio con la pareja de Minho y algo en su mente no quería imaginar que podría haber pasado alguien tan fuerte como el omega para temerle tanto a alguien como él; una persona como cualquier otra.

- ¿Y qué onda tú y Min?.- Miro a Félix luego de escucharlo hablar. Distrayéndose de sus pensamientos.- Se rumorean varias cosas.

No evito reír, negando antes de contestar.- ¿Rumores?

Félix hizo una mueca, mirando a Jisung con duda antes de contestarle con claridad.- Sabes lo que se dice de él, creen que eres ya sabes, otro más.

Respiro hondo. No le agradaba la forma en que todos miraban a Minho.

- No soy otro más, Félix.- Explicó.- No me he acostado con él, ni él me ha "buscado" o algo parecido.- Una sonrisa asomó antes de continuar hablando.- Es al revés, lo estoy cortejando, Lixie.

Evitó reír cuando el rubio se atoró con su bebida, jisung golpeándole la espalda.- ¿Enserio?

Jisung preguntó. Chan asintió.- Me gusta.

- Pero siempre pelean. - Félix le miraba con grandes ojos, intercalando la vista entre él y Jisung el beta por su parte asentía.

- Tal vez.- Se encogió de hombros.- Pero se que me gusta, le pedí su permiso y me lo dio.

- ¿Minho estuvo de acuerdo?.- Jisung entrecerró los ojos mirándole.

- Creo que pensó que era una broma cuando pregunte pero si, dijo que si.- Le restó importancia. Hasta que una idea vino a su cabeza. - Félix, ¿A ti que te gustaría que hiciesen si te cortejaran?

Félix contestó con las mejillas rojas y Jisung parecía más atento que nunca así que Chan tuvo que evitar reírse mientras hacía una nota mental. Habían cosas que eran un si, otras un tal vez y otras con las que Minho le golpearía si le regalaba.
Pero al menos tenía más ideas, algo era algo.

om(e)g(a) !! banginhoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora