Capítulo 8

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Caitlyn aparcó en un descampado que se utilizaba como parking cerca del piso de Vi. Al llegar al portón, Vi paró en seco, provocando que Caitlyn chocara con ella.

-¿Por qué frenas de golpe? -preguntó mientras apoyaba una mano en la espalda de Vi para separarse.

- Acabo de recordar que vivo en el segundo y el ascensor no funciona... -terminó por abrir el portón, enseñando a Cait las escaleras y el único ascensor del edificio, a la derecha, adornado con un cartelito de "Averiado"-. En tu situación no creo que subir escaleras sea lo más recomendable.

Caitlyn la miró fijamente durante unos segundos. Sospechaba que su compañera se estuviera cerrando de nuevo, que le daba miedo ser vulnerable y enseñarle su piso era un paso demasiado grande para ella, pero la sheriff no se iba a quedar de brazos cruzados y dejar que todo el progreso que había logrado hasta el momento se deshiciera delante de sus narices.

-¿Te da vergüenza enseñarme tu piso? -comenzó a decir- No creo que este tan... ¡Espera! ¿Qué haces?- Vi la levantó del suelo sin previo aviso y la llevó escaleras arriba como si de una pareja de recién casadas se tratara. Caitlyn no pudo evitar estallar de risa ante una situación tan surrealista.

-Jajaja. No creerías que te iba a dejar abajo -dijo Vi, complacida por la reacción de la sheriff-. Puede que tampoco fuera esta la mejor opción para ayudarte a subir, pero es la única que se me ocurría -cogió aire-. Y ha funcionado... -se sentó en el suelo- Pero ahora necesito respirar.

Vi tomaba aire desde el suelo, ruborizada. Era difícil distinguir si se debía al esfuerzo de llevar a un humano adulto escaleras arriba o si se trataba más bien del rubor causado por que dicho humano adulto fuera Caitlyn. La había tenido tan cerca...

-Podría haber esperado abajo -dijo la sheriff, dando por hecho que se trataba más bien de la primera opción.

-Cómo iba a dejarte y privarte de lo que es una buena decoración -contestó Vi-. Además, te he hecho reír y solo por ello ha merecido la pena -le extendió el brazo a Caitlyn con las llaves para que abriera ella.

Sin saber cómo responder a la burla de su compañera, Caitlyn asintió y se giró para abrir la puerta, intentando que Vi no se diera cuenta de que ahora ella también se había sonrojado. En su caso no tenía la opción de echarle la culpa a un esfuerzo desmedido, así que debía tener cuidado. Lo primero que notó del piso es que... estaba totalmente a oscuras. Era imposible discernir nada bajo ese manto de sombras. Durante un segundo pensó que eso sería todo, oscuridad eficiente para ocultarse. Le pareció apropiado. Tanteó la pared en busca del interruptor de la luz pero en su lugar se encontró con la mano de Vi, que la agarró y dirigió a la localización exacta. La cosa es que en la pared no había ningún interruptor y Vi dudaba que Caitlyn adivinara que en realidad se trataba de una pequeña cuerdecilla de la que tirar pegada al marco de la puerta.

-Antes de la última misión, salió disparado un dedo de un guante que estaba diseñando -explicó- y se estrelló con la lámpara del techo, esto es lo que me dio tiempo a apañar -hizo una breve pausa y dijo, pensativa-. Aunque en la última visita no recuerdo haber bajado las persianas.

Caitlyn tiró de la cuerda. La bombilla luchó por encenderse, centelleó unos segundos de manera forzosa, como si el vidrio estuviera enfermo y tosiera destellos de luz, hasta que al final consiguió mantener la estabilidad acompañada de un leve zumbido y logró iluminar la estancia. El rostro de Vi también se iluminó. Con ira.

El piso estaba destrozado por completo. La cama, el sofá, todo objeto que tiempo ha hubiera estado mullido, relleno de plumas o algodón, había sido apuñalado y separado de su relleno. Los cajones de los muebles estaban tirados por el suelo junto a ropa y cristales rotos. Sin embargo, lo que de verdad se le clavó a Vi en el estómago y le hizo apretar la mandíbula con fuerza fueron las pintadas en la pared y los picos mineros que las señalaban. Con letras grandes y rojas, chorreando pintura, se podía leer: "él se vengará", "saldrá y pagarás" y "tu cabeza le pertenece".

No te dejare.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora