Capítulo XXI

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"Aléjate de... mí"

Lo primero que hice al despertarme al día siguiente fue ir directamente a casa de Billy. Estaba muerta de preocupación.

Llamé a la puerta tres veces. Sus padres no estaban en casa a esa hora y Max probablemente estaría con Lucas. Billy entraba al trabajo dentro de media hora, así que si todo estaba bien debía encontrarse en casa.

Mientras esperaba me apoyé en el capó de su coche mientras observaba el golpe que tenía el cristal. Eso no estaba allí ayer.

A los pocos segundos Billy apareció por la puerta. De inmediato suspiré con alivio. Gracias a Dios que estaba bien.

- Billy - me acerqué rápido a él y le sorprendí con un beso que tardó unos segundos en responder.

- Uhmm... Kate. ¿Qué haces aquí? - se notaba agotado, como...decaído.

- ¿Qué ocurrió anoche? - ignoré su pregunta.

- Ohh...me surgió un problemilla en casa. Cuando quise darme cuenta ya era muy tarde.

- ¿Sabes lo preocupada que estaba? Pensé que te había ocurrido algo - le dije enfadada - Por cierto, ¿qué cojones le ha pasado a tu coche?

- Uh... alguien debió darle anoche - contestó sin mucha importancia. ¿Es enserio? Billy jamás se queda de brazos cruzados y menos cuando se trata de su coche - Tengo que ir al trabajo. Nos vemos luego - se despidió de mi con un beso y se marchó velozmente con su coche dejándome allí tirada.

Algo no me huele bien.


Estaba en la piscina municipal intentando coger calor con los primeros rayos de sol del verano. Billy iba a comenzar su turno, pero antes de hacerlo entró a los almacenes seguido por mi madre unos segundos después.

Al minuto la vi salir con cara disgustada. Rodé los ojos y volví a colocarle mis gafas de sol mientras me acomodaba mejor.

Cuando volví a abrir los ojos, lo primero que vi fue la figura de Billy andando con dificultades hacia los baños. Pareciera que iba a desmayarse en cualquier momento.

Me levanté y con cuidado dejé las gafas y el bolso en la tumbona. Desenrollé la toalla de mi cintura dejándome en el bikini rojo y blanco y me encaminé a los lavabos.

Al entrar pude distinguir el sonido del agua corriendo y unos jadeos. Abrí los dos primeros cubículos sin encontrarle - Billy... - cuando corrí la cortina le encontré de espaldas a mí mientras el agua le caía por la espalda.

- Billy, cariño, ¿qué te ocurre? - le toqué suavemente el hombro provocando que se girara rápidamente con un jadeo. Sus ojos estaban más oscuros de lo normal y sus venas parecían inyectadas en sangre. Se encontraba completamente tieso.

No me respondió. Solo seguía mirándome con el riego del agua resbalando por su cara.

- Hey, amor - puse ambas manos en sus mejillas. Al sentir ese contacto soltó un largo suspiro. Sus ojos volvieron a ser más azules y su cuerpo se relajó - ¿Qué te ha pasado?

Colocó su manos sobre la mía mientras cerraba los ojos intentando calmarse - N-no... no l-lo sé.

Le aparté un poco del agua para que pudiera respirar y hablar mejor - Lo primero que debes hacer es relajarte, ¿vale? - agarré una toalla y comencé a secarle con cuidado la cara - ¿Qué te parece si te tomas el resto del día libre? Vamos a mi casa y te relajas allí conmigo, ¿de acuerdo?

Me acerqué para cerrar la ducha, pero cuando estaba a punto de hacerlo, su mano presionó la mía con fuerza impidiéndomelo.

- ¿Qué...?

- Vete - me ordenó con un tono de voz que jamás había escuchado en él. Sus ojos volvían a ser más negros y las venas volvieron a ser palpables - Aléjate de aquí... de mí.

- ¿Qué? ¿Estás loco? No pienso dejarte aquí... así - insistí cada vez más extrañada y preocupada.

- Aléjate antes de que sea tarde - me acorraló en la pared de la ducha provocando que comenzara a empaparme - ¡Ahora! Porfavor - en ese grito pude distinguir algo de súplica.

Al día siguiente fui a su casa en cuanto pude

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Al día siguiente fui a su casa en cuanto pude. Necesitaba hablar con él y que me explicara que estaba pasándole.

Lo primero que vi fue que el coche no estaba. Cuando iba a llamar la puerta, esta se abrió dejando ver a Max y a Once.

¿Desde cuándo se llevan bien?

- Eyy, Kate - Max me saludó con un codazo mientras que la castaña se acercó para abrazarme.

- ¿Está Billy en casa?

- No... - contestaron las dos a la vez tras compartir una mirada sospechosa.

- ¿Qué ha pasado? - las pregunté mientras llevaba mis manos a mi cintura.

- Bueno... - miró a Ce - Creo que le está pasando algo.

- Yo también.

- Ayer, Ce le vio. Dice que estaba agachado junto a una... chica y que gritaba mucho.

- Max dice que a lo mejor estaba contigo y eran gritos felices. Pero no parecían muy felices - explicó la castaña.

- ¿Gritos felices? ¿Qué... - miré a la pelirroja y rápidamente entendí a lo que se refería - Uhmm... no, no. Anoche Billy no estaba conmigo y no creo que fueran... gritos felices.

- También hemos encontrado la bañera llena de agua y bolsas de hielo vacías.

- Agua fría...

- Y... en el armario estaba escondido esto - saco un neceser rojo con la palabra socorrista escrita en blanco - Y un silbato manchado de sangre.

- Eso es de Heather - murmuré - Ayer, cuando estaba en su turno empezó a ponerse muy mal. P- parecía que iba a desmayarse. Cuando entré en las duchas le encontré apoyado en la pared de espaldas mientras le caía todo el agua... fría. Sus ojos estaban casi negros - a cada palabra que decía todo empezaba a encajar lentamente en mi mente.

- Volvió a la normalidad durante unos segundos pero... después volvió a comportarse extraño. Incluso se molestó cuando intenté apagar el agua. Al final me acabó echando y pidiéndome que me alejara de él.

- Tenemos que ir allí - dijo decidida la californiana.

Holaa

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Falling In Love {Billy Hargrove}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora