𝑑𝑖𝑒𝑐𝑖𝑜𝑐ℎ𝑜

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Sintió caricias en su rostro y en su cabello, y una suave voz que tarareaba, sintió el calor de unas manos y su cabeza apoyada en algo así como una almohada, pero más dura y firme

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Sintió caricias en su rostro y en su cabello, y una suave voz que tarareaba, sintió el calor de unas manos y su cabeza apoyada en algo así como una almohada, pero más dura y firme.

No fue sino hasta que abrió los ojos que se dió cuenta que estaba durmiendo sobre el regazo de Sunghoon.

Las manos del menor tomaron su rostro con gentileza, sus gatunos ojos lo miraron, Sunoo tenía una linda expresión de alivio, sonrió para él.

— Hola— dijo, por lo bajo, su voz fue suave e hizo que el corazón del mayor se comprimiera con amor.

Le dedicó una pequeña sonrisa, algo cansada.

— Hola— dijo, vió los delicados rasgos de su compañero, sus abultadas mejillas se marcaban más el ver hacia abajo, donde él se encontraba, sus labios también, su nariz pequeña y sus ojos amables, con ese lindo pliegue debajo que los hacia ver alegres a pesar de todo— ¿Te he dicho que eres hermoso?

Sunoo rió suavemente, sus mejillas tomaron color.

— Casi me matas del susto y me dices que soy hermoso... — murmuró.

Fue cuando Sunghoon recordó, vagamente, lo que había pasado, y al final, su desmayo.

— ¿Qué pasó luego?

— Creí que habías muerto— comentó Sunoo con una risa vergonzosa—. Fue lo primero que pensé... Pero tú corazón— llevó una mano al pecho de Sunghoon, sintiendo el golpeteo de este—. Seguía latiendo, fue lo primero que escuché y bueno... Tuve que calmarme y te abracé hasta que estuve un poco mejor... Luego te acosté para que pareciera que sólo estabas durmiendo, ibas a despertar en algún momento.

Sunghoon tomó la mano que el menor tenía sobre su pecho, cubriéndola completamente con su mano.

— Has sido valiente, Sunoo... Me siento orgulloso de ti.

Sunoo sonrió con vergüenza.

— Tú has sido más valiente que yo... Lo que hiciste... Quería estar dentro para golpearte, idiota— rió un poco—. Y creo que por fin una de tus teorías... Fue acertada, aunque no sé qué pasará ahora. Ya descubrimos lo que hacen, ya no es divertido.

— Esto va a terminar, Sunoo. Y regresaremos al mundo real.

Sunoo hizo una mueca.

— ¿Qué pasa?

— Tengo miedo de que no seas real... O que yo no sea real.

Se miraron un momento sin decir nada, sus ojos se conectaron, prometiendose miles de cosas en silencio que no sabrían si podrían cumplir.

— Pase lo que pase... — murmuró Sunghoon —. Te amo, y es de lo que estoy más seguro que es real.

Sunoo sonrió y asintió.

— Yo también te amo.

— Yo también te amo

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