5. Contrastes. (+18)

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Raikken despertó en la mañana algo sobresaltado y respirando rápido pero notó enseguida la presencia de Mian.

Sentía la garganta seca pero no quería despertarlo. Miró a la ventana. El sol brillaba bastante. Acarició su mejilla robándole un beso suave luego apoyando el mentón en su cabeza.

—              No fuiste a clases.

Mian despertó lentamente algo desorientado. Comenzó a recordar el día anterior hasta ver al ex de su madre muerta en el funeral.

Se sobresaltó al escuchar la voz de Raikken volviendo a la realidad. Se alejó un poco pensando que podía molestarlo el haberlo tenido en su cama durmiendo pero vio su expresión distinta al voltearse y sintio su respiración lenta y sus caricias. Frunció el ceño abrazándolo de la cintura y apoyando su cabeza en su pecho.

—          Está bien por hoy – murmuró sin querer soltarlo.

—           Si. No te vayas. – acarició su espalda con la mano derecha bajandola lento hasta su trasero apretando suave. – qué te asusta tanto? … - le levantó la mirada empujando los labios en su frente. – es por mi? Entiendo si es así.

Mian negó con la cabeza en silencio. No sabía si contarle. Todo había estado guardado tan dentro suyo y nadie sabía nada nunca. Se le hacía muy extraño. Sintió como apretaba su trasero suspirando entrecortado. Acarició con sus dedos su brazo lentamente hasta su mano entrecruzando los dedos.

—             Tu.. Me harías daño alguna vez?.. – preguntó en un susurro besándole el pecho al estar a esa altura. Besándole las clavículas también, lento y suave.

Raikken lo pensó un momento mirando el techo. Bajó la mirada sintiendo sus besos.

—          Quise hacerlo… ya no. – Raikken puso ambas manos en su trasero apretándolo a su cadera y besándole cerca de la oreja. Se levantó yendo por dos botellas de agua volviendo al sofá con él bebiendola entera casi sin respirar.

Lo vio ir a buscar agua sentándose, frotándose los ojos para despertar bien. Miró el sol con el ceño fruncido y aprovechó de mirar su departamento, las pequeñas decoraciones o detalles.

Ese era el lugar donde vivía Raikken, su obsesión hacía un tiempo. Se quedó en silencio hasta que escuchó su celular vibrar en su pantalón. Se levantó intentando cubrirse con su remera, era muy tímido con su cuerpo. Se dio cuenta que una de las cicatrices de sus muslos se había abierto seguramente por todo lo que habían hecho la noche anterior sonrojándose. Volvió al sofá mirando la pantalla con una expresión incrédula.

—              Alo?..

—              Ah! Creí que no contestarías, soy Gael. Cómo estas?? – sonaba como era Gael, optimista y enérgico.

—            Mh.. Bien y tu?

—             Supe que fue el funeral de tu madre ayer lo siento mucho.

—             … cómo supiste que era el funeral..

—             Se muchas cosas Mian, no me subestimes – el tono de voz cambió casi de manera indistinguible a uno más duro – conozco la vida de todos ustedes.. Soy del consejo estudiantil después de todo! – aclaró con una risa suave.

—        Hum.. Gracias, supongo..

—        Donde estás ahora? No viniste a clases.

—         Hum debo colgar, hablamos – Mian colgó sin entender nada.

Raikken había mirado de inmediato a Mian de reojo volviendo la vista al frente. Le había dado ánimo y energía pero ahora estaba bastante molesto. Escuchó lo del funeral. Siempre había creído que Mian estaba solo. Que no tenía amigos ni dentro ni fuera de la universidad pero ahora no le constaba aquello. Se encerró a ducharse antes de que cortara la llamada.

Mataría Por Ti (18+)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora