Desde que somos niños empezamos a formar lazos con las personas de nuestro alrededor.
Taehyung y Jungkook habían formado uno desde que se conocieron. Uno que es lo suficientemente fuerte para mantenerlos unidos.
*Historia original.
*No copias.
*No...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Junio 2011
Sentada en el sofá de la cálida casa de los Kim, Jiwoon se encontraba tomando del té que Heesun le había preparado.
Era su día de descanso y Jungkook aún se encontraba en la escuela por lo que decidió ir a la casa de sus queridos vecinos.
—Me preocupa Jungkook —dijo moviendo un poco de la taza de té.
—¿Le sucede algo? —preguntó Baek preocupado, había salido temprano de su trabajo y ambas mujeres le invitaron a sentarse con ellas y disfrutar del té.
—Eso creo —murmuró—. Lo he notado diferente, está más palido, tiene grandes ojeras, su forma de actuar cambió tanto, me dice que todo está bien para después sonreírme pero no siento que sea sincero. Él cree que no me doy cuenta porque me la paso en el hospital pero no es así, es mi hijo y lo conozco.
—Igual lo noté, ya no viene tan seguido a visitarnos y si lo hace no es el mismo de siempre —dijo Baek.
—¿Ya no viene seguido? —preguntó sorprendida—. Entonces se queda solo cuando estoy trabajando, creí que se la pasaba aquí cuándo no estoy.
—Hablé con Taehyung sobre eso, él dijo que no sabía nada, pensaba que Jungkook se lo contaría pero hasta ahora no ha dicho nada. Incluso a él le sorprende su actitud —comentó Heesun.
—Aveces me recuerda cuándo yo...
Jiwoon no quería pensarlo pero esa idea cruzó por su mente. Negó repetidamente con su cabeza, era imposible que a su Jungkookie le pasara eso.
—¿Jiwoon?
—Los chicos e-estan por llegar, yo tengo que irme —dijo de repente saliendo de la casa, dejando sorprendidos a los señores Kim.
Cuándo Jiwoon llegó a su casa fue directo a la cocina para preparar la comida, quería distraerse y olvidar por lo que cruzó por su mente.
Solo tardó unos minutos cuándo se escuchó el rudio de la puerta siendo abierta.
—¿Mamá?
—¡Estoy en la cocina!
Jungkook fue hacía donde su madre le había dicho, al verla la saludó con un beso en la mejilla.
La pelinegra lo notó distinto, su expresión de felicidad le hizo pensar que probablemente sucedió algo que causó aquella emoción en el menor.
—¿Te ayudo?
—No hace falta, ya estoy por acabar —la mayor observó que él ya no era actuaba tan distante como los días anteriores, ese día se notaba más alegre—. Supongo que estas feliz porque muy pronto saldrás de vacaciones.
—Lo estoy, por fin seré libre.
—Ve a cambiarte, la comida estará lista en unos minutos.
