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2013

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2013

Un sábado en la mañana, con el sol siendo un poco picoso pero con la fresca brisa que lo hace soportable. Según el pronóstico, la semana se pasaría con este clima.

Jungkook aprovechó el día para lavar ropa a pesar que su madre le dijo que lo haría mañana, en su día de descanso, pero al acabar de limpiar la casa temprano y ver el hermoso día no quiso desaprovechar el buen clima.

De cierto modo a Jungkook le gustaba lavar la ropa o hacer los deberes de la casa, pues de alguna manera eso le ayudaba a acomodar sus pensamientos a parte de que así ayudaba a su madre y ella podría descansar más tiempo.

Terminando de tender la ropa en su pequeño patio trasero, observó las pocas flores de su jardín.

Metió el cesto dentro de la casa y buscó agua para poder regarlas, las margaritas, tulipanes, claveles y rosas, todas de un color blanco.

Jungkook al principio no sabía el porqué Jiwoon decidió plantar flores blancas y no de otros colores más vivos, pero ella sólo le dijo que le gustaba más de esa forma, de un solo color, de algo que trasmite paz al verlas.

Kook no siguió preguntando o insistiendo puesto que cuando vio al jardín florecer pudo apreciar la belleza de lo sencillo y puro.

Tan tranquilo.

Al terminar lavó sus manos y pensó lo que sería su comida -y probablemente cena-, revisó su refrigerador buscando algo fácil de preparar.

Y no es que Jungkook sea un mal cocinero a lo contrario, cuándo su madre empezó a trabajar solía dejarle preparada su comida pero el pelinegro se dio que cuenta que Jiwoon terminaba por despertarse más temprano de lo usual para dejar todo preparado.

Jeon no quería ser una gran carga, por eso un día fue con Heesun y le pidió que le enseñará a cocinar diciéndoles sus motivos.

Jungkookie —acarició la cabeza del menor, su mirada a él llena de cariño—, no eres una carga para tu madre, si quieres puedo decirle a Jiwoon que puedes venir a comer aquí.

—No quiero ser una molestia —murmuró.

Y quien era Heesun para negarse a ese niño de ojos expresivos y bonitos. Se rindió y accedió fácilmente a enseñarle.

Taehyung en ocasiones lo acompañaba a esas lecciones pero solo era una excusa que utilizaba para poder mirar y pasar más tiempo con Jungkook.

Al final el menor optó por irse a lo más fácil y rápido; ramen.

En una pequeña olla empezó a hervir agua, buscó el ramen y esperó a que el agua estuviera lista.

Mientras se encontraba en espera, escuchó la puerta principal ser tocada, fue y al abrirla se encontró con un castaño de gran sonrisa cuadrada.

Break Away | TaekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora