La Capa Invisible

LAS "CUPIDOS"

Pansy y Hermione se habían vuelto amigas. Y su amistad había comenzado con un encuentro bastante curioso.

Y es que que ambas tenían algo en común, ambas hacían lo mismo cada vez que sus amigos se volvían unos raros insoportables.

Ambas huían a esconderse al mismo lugar. A las orillas del Bosque Prohibido.

Ellas sabían que no corrían peligro estando ahí, pero también sabían que como todo Hogwarts (inexplicablemente) le tenía miedo a esa parte del lugar, jamás se acercarían, y así, jamás las molestarían.

Por eso, al final, ese lugar se terminó convirtiendo en su refugio. Sin embargo, jamás se habían topado cara a cara para saberlo.

Hasta esa tarde...

Era una tarde tranquila de invierno, el aire frío dejaba a cualquiera con mejillas rojas y nariz entumecida. Hermione amaba eso, amaba el frío.

Y quería disfrutar de el y de su día sin tener a Ron quejándose de todo y a Harry conspirando contra contra Malfoy.

Solo quería un momento para ella. Y que mejor que ir a su lugar favorito para leer un rato a gusto, sintiendo el frío y teniendo como mínimo una merecida tarde tranquila.

Claro, lo que no esperaba era encontrarse a Pansy Parkinson, la chica Slytherin.

Hermione nunca había tratado con ella, pero si sabía que siempre estaba cerca de Draco Malfoy, el chico Slytherin que claramente tenía una nada ligera obsesión por Harry.

Una obsesión que solo veía Hermione, o al menos eso pensaba antes de conocer a Pansy.

Saliendo de sus pensamientos, se acercó despacio a la chica, la cual estaba sentada y recargada en el árbol en el que siempre estaba Hermione. Cuando llegó donde estaba ella sentada, habló:

–Umm, hola –dijo algo nerviosa, tratando de llamar la atención de la Slytherin.

–Hola –respondió la chica levantando la mirada y al fin prestándole atención, pero al ver que Hermione no decía nada preguntó–. ¿Necesitas algo?

–Bueno, yo... –Hermione, que no se explicaba porque se sentía tan nerviosa, trato de calmarse y continuar hablando–. Y-Yo siempre vengo aquí, pero ahora tu lo estas... Así que...

Hermione se rasco la nuca algo avergonzada, no sabía que pedir o que decir, simplemente solo quería sentarse y tener la tarde que tanto se merecía.

–Quieres que me vaya –completó Pansy dirigiéndole una mirada algo seria, para después de una corta pausa continuar–. Me estas corriendo.

–No, no, claro que no –contestó Hermione rápidamente con un ligero rubor cubriendo su rostro–. Yo solo quería ver si también puedo sentarme, prometo no molestarte –dijo enseguida, no quería tener problemas–. Sólo quiero leer un poco, y este es él único lugar en calma que he encontrado y en donde no me encontrarán.

Hermione esperaba un insulto o algo ofensivo por parte de la chica, pero a cambio, recibió una risa.

Pansy Parkinson estaban riéndose.

–Tranquila señorita Gryffindor –dijo–. No me afecta en nada que estés aquí –explicó cambiando su mirada seria a una más amigable–. Créeme, te entiendo, el querer simplemente... Desaparecer.

Hermione estaba sorprendida, jamás imagino recibir una reacción así por parte de ella, de una Slytherin.

Tomó asiento a su lado y aunque al principio se sintió algo incomoda, ese sentimiento se desvaneció en cuanto abrió el libro y comenzó a leer, todo a su alrededor desapareció, las letras la transportaron a otro mundo, la historia la consumía, la hacía sentir miles de emociones.