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Jake con suma delicadeza se adentraba al dormitorio tratando de no despertar a Sunghoon. El coreano estaba enfermo y quería creer que le había costado trabajo dormir por su condición así que trato de ser lo más silencioso posible.

Grata fue su sorpresa cuando cerró la puerta principal y al dirigirse a la sala de estar, se pudo percatar que el menor yacía ahí; tenía medio cuerpo en el suelo y la mitad de sus piernas arriba del sofá.

- Sunghoon son las tres de la madrugada, ¿qué haces despierto?

- Ayuda!!! No puedo dormir -chilló- me duele todo; mi cabecita, mis ojos, mi cara, TODO ME DUELE -inquirió pataleando desesperado, en sus labios se había formado un puchero muy tierno a su parecer.

- Solo es un resfriado.

- Pero me estoy muriendo.

Sim se acercó al castaño, posicionó su mano derecha en la frente checando la temperatura.

- Estás ardiendo, te dije que te quitaras la cobija.

- No puedo, tengo mucho frío.

El Australiano soltó un suspiro profundamente pesado pensando que hacer, no podía dejar a su compañero solo y que se las arreglara como pueda, está bien que no compartan una buena relación pero tampoco es un inhumano para dejarlo en ese estado.
Llevo sus brazos a la cintura de Sunghoon para poder levantarlo y cargar todo su peso para dirigirse a su habitación.

Al llegar, lentamente lo posicionó en su cama, se deshizo de todas las cobijas calientes que tuviera en el lugar y solo lo cubrió con una sábana.

- Me estoy muriendo de frío.

- Lo sé pero créeme que es necesario.

Sim se dirigió al baño principal junto con la cubeta que recién habían comprado en el supermercado -y eso que Park decía que no sería de ayuda-. La lleno con el agua suficiente y nuevamente regreso a la habitación.

- Siéntate.

El contrario obedeció como si de un niño chiquito se tratase.

El Australiano se quito la chaqueta posicionandola en una parte de la habitación mientras se remangaba el suéter, luego se sentó a un costado del cuerpo de Park y empezó a colocarle pañitos.

- Eso se siente bien -mencionó el peliblanco, cerrando los ojos.

- Quiero pensar que se siente bien cuando tienes treinta y nueve grados de temperatura. Puedes morir, Sunghoon.

- Le llame a una enfermera pero me dijo que no estaba disponible.

- ¿Por qué no me llamaste a mi? Me hubiera salido de la fiesta -mencionó colocándole un pedazo de tela detrás del cuello.

- No sabía si vendrías. Casi nunca sales y no quería arruinar tu única salida -se sincero.

- Tranquilo, si me hubieras dicho que estabas a nada de morir créeme que hubiera venido.

- ¿En serio?

Sim asintió.

- Vendría, te tomaría fotos y las colgaría en la entrada de la universidad y después te atendería.

Park hizo un puchero resignado.

La habitación quedó en completo silencio, el único ruido que se podía apreciar era el sonido del agua al ser escurrida de los pedazos de playera.

Sunghoon observaba sin ningún tipo de disimulo a Sim, ¿desde cuando se había vuelto atractivo? Nunca se había dado a la tarea de observar su rostro más que fuera para rayarlo o golpearlo, ahora entendía porque muchas chicas y chicos andaban detrás de él. En especial su compañero de gastronomía Mark que durante todo el año lo a molestado para que le consiga una cita con el castaño; sin embargo, Park siempre le contestaba de forma grosera diciéndole que el castaño no estaba interesado en salir con personas y prefería perder el tiempo en sus malditos videojuegos mientras disfrutaba su dulce soledad, porque si, Sim Jake prefería pasar todo el tiempo en el dormitorio jugando o viendo alguna película en vez de salir a divertirse. Sus ojos se posaron en su cabellera, su pelo... ¿por qué se cambio el tinte?

𝗖𝗼𝗺𝗽𝗮𝗻̃𝗲𝗿𝗼𝘀 𝗗𝗲 𝗗𝗼𝗿𝗺𝗶𝘁𝗼𝗿𝗶𝗼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora