JungKook está seguro que no se enamorará de un hombre.
SeokJin está seguro de que nunca se enamorará de un matón homófobo.
Cuando llueve, diluvia.
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Ocho meses más tarde
El día de la boda de JongIn y KyungSoo amaneció brillante y hermoso, la luz del sol filtrándose a través de las cortinas a medio cerrar y despertando a SeokJin.
Bostezando, SeokJin se volvió hacia su otro lado y sintió su aliento atrapado. El sol de la mañana había incendiado el cabello negro de JungKook en luz dorada. Su boca laxa se separó al respirar de manera uniforme, su amplio pecho subiendo y bajando rítmicamente. En total, se veía caliente, sólido, una imagen de la virilidad y la masculinidad. SeokJin apoyó la cabeza suavemente contra su propia almohada y simplemente lo observó. Quería acurrucarse contra el cálido cuerpo de JungKook, para inhalar el olor de su piel caucásica. Pero por ahora, simplemente observó, sintiéndose como si nunca se cansaría de hacerlo.
Te amo.
La idea no lo hizo entrar en pánico. El pensamiento se sentía bien y cómodo. Después de meses juntos, estaba acostumbrado a estas ondas aleatorias de amor que le robaban el aliento.
Estar enamorado se sentía sorprendentemente maravilloso. A veces todavía daba miedo, pero SeokJin se encontró sonriendo más a menudo, sintiéndose más positivo y feliz en general y era cuando JungKook estaba alrededor en particular.
No siempre fue rayos de sol y rosas, sin embargo.
A veces había días malos, cuando JungKook se volvía cerrado y tenso. En días así, tendía a evitar a SeokJin, pero usualmente terminaba en casa de SeokJin de todos modos.
—Lo siento —JungKook diría bruscamente, acariciando la mejilla de SeokJin, respirando profundamente en su cuello, como si tratara de llevarlo bajo su piel.
Al principio SeokJin había pensado que se estaba disculpando por su humor de mierda, pero en poco tiempo, se dio cuenta que JungKook se disculpaba por necesitarlo de todos modos cuando estaba en tal humor, lo que era... como que derritió el corazón de SeokJin.
—Está bien, ya sabes —SeokJin había dicho hace unos meses una tarde. Se acurrucó con JungKook, los brazos de JungKook enrollándose apretados alrededor de él. Aunque JungKook era el que lo sostenía, ninguno de ellos era iluso sobre quién lo necesitaba más en ese momento.
Miró a JungKook.
—Yo sé que dije que no quería tratar con tus enloquecimientos gay, pero eso fue antes —Antes de que te dejara entrar. Antes de que llegaras a ser mío—. Puedes hablar conmigo. Quiero eso. Sólo si tú quieres, por supuesto.
JungKook se limitó a observarlo por un tiempo.
—Yo —JungKook hizo una mueca, cerrando los ojos por un momento—... es como si hubiera esta voz, mezquina y molesta dentro de mi cabeza, que sigue diciéndome cuán equivocado y enfermo es estar con otro hombre. Ahora, está tranquila la mayor parte del tiempo, pero a veces me jode la cabeza, ¿sabes?