~ Capítulo 14 ~

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Después del desfile de moda que hicieron delante de mis narices y delante de todos los que estaban allí, entraron con aires de superioridad por la puerta principal, como si fueran los reyes del mundo.
Nunca había sentido tanta vergüenza ajena por nadie, porque lo que acababan de hacer era para quitarse los ojos y tirarlos a la basura.
El día fue aburrido, como siempre, en todas las horas he estado en mi mundo como suelo hacer cuando algo simplemente me aburre. Me desconecto y ya.
Por fin al sonar el timbre que nos indicaba que ya nos podíamos ir a casa recogí mis cosas y me dispuse a irme cuando noté que alguien me agarró de la muñeca. Me logré soltar del agarre aunque mi mano, con el impulso de querer soltarme, se elevó hacia arriba y le dí a la persona que me agarró un bofetón en la cara.

–Lo sien....

Estaba a punto de disculparme por lo que había hecho cuando me giré y ví a un Max quejándose del golpe.

–Ah, eres tú, entonces no me arrepiento de haberte dado. ¿Tienes que llamarme así como si me fueras a robar la cartera?

–No esperaba que me fueras a golpear.

–Ve al grano, ¿Qué quieres?

–Venía a pedirte ayuda.

–Vaya vaya, Máximo Saywell pidiendo ayuda a la chica a la que hace bullying.

–Necesito ayuda con las mates.

–¿Enserio piensas que te voy a ayudar?

–No, pero había que intentarlo.

–Correcto, no pienso ayudarte, adiós.

Me dí la vuelta para irme ya de allí cuando otra vez abrió esa gran bocaza que tiene.

–Te pagaré.

–Ohh claro, y por qué en vez de pedírmelo a mí no se lo pides a un profesional, alguien que de verdad sepa lo que hace y que te lo pueda explicar bien.

–No puedo hacer eso, mis padres no deben saber que estaré dando clases de refuerzo de matemáticas porque sino pensarán que no soy bueno en nada.

–Bueno, ahí tengo que darle un poquillo la razón eh, lo siento.

–Vale, no me ayudes, ya me buscaré la vida yo.

–Ok perfecto.

Sabía que en el fondo quería que lo ayudará, quizás esperaba que al final cediera con eso último que él dijo, ese "vale, no me ayudes, ya me buscaré la vida yo" suena como una última frase de la conversación para dar pena y que finalmente lo ayude, pero no se esperó que yo siguiera diciendo que no.

–30€ la hora.

–¿Hum?

–Te pagaré 30€ la hora, ayúdame, por favor.

–Hum, interesante oferta pero no me interesa gracias.

–60€

La verdad que 60€ la hora sonaba tentador, solo tendría que soportarlo una hora y luego irme a casa, eso sí, no sé qué horario sería.

–1 hora, todos los días, en la biblioteca, para que mis padres no sospechen, una vez que termine la hora te pagaré lo acordado.

–Trato hecho.

La Luz al final del túnel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora