~ Capítulo 5 ~

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Sonó el timbre, que nos indicaba que las clases estarían a punto de comenzar, la verdad es que no me apetecía llegar a clase y que lo primero que viera fuera el careto feo de Max.
No puedo hacer nada con eso, se nota que no me cae bien pero no puedo matarlo.
A lo largo de la mañana las clases transcurrieron con normalidad, llegó el recreo y a la siguiente hora teníamos exámen de filosofía, así que me llevé el libro para poder repasar.

–Te lo sabes bien Cloe?

–Sí, creo que sí, aunque debería haber estudiado más.

–Seguro que lo harás genial, solo céntrate en hacerlo lo mejor posible.

–Ya pero estamos a punto de terminar el curso y no puedo sacar malas notas. Tú lo has tenido fácil, siempre sacas muy buenas notas estudies 1 día antes o 20 minutos.

–No siempre he sido tan perfecta en todo, si saco buenas notas es porque mi madre me exige llegar siempre a la perfección y si a lo mejor tengo un exámen y ella me pregunta el temario, hasta que no me lo sepa al pie de la letra no me deja en paz. Eso deberías saberlo, eres mi mejor amiga.

–Ya, perdón, sé lo que te exige tu madre, es solo que estoy nerviosa, no me lo tomes muy en cuenta.

–Tranquila tía, no ha sido nada jajaja.

Cloe y yo estábamos tan tranquilas charlando que no me dí cuenta de que alguien se acercó a mí por detrás y me quitó el libro.

–Con que estudiando para el exámen, que temas eran por cierto? Bueno, que más da, total, si supendo mis padres sobornarán al director para hacerme acabar el bachillerato de una vez por todas y salir de aquí.

–Con razón luego eres un inútil que no sabe hacer nada. – Lo dije tan bajo que ni siquiera se enteró. – Bueno Max, muy bonita tu historia, ahora dame mi libro.

–Primero tendrás que hacer algo para recuperarlo.

–El qué.

–Quiero que te pongas a la pata coja y mientras das saltitos quiero que digas lo insignificante y estúpida que eres y que nunca llegarás a nada en la vida porque no eres más que una gorda patética e inútil.

Pero cómo se atrevía este tío a querer dejarme en ridículo de esa manera.

–Pero quién te crees que eres para decirme eso y querer dejarme en ridículo así?

–Ya veo que no estás dispuesta a hacer lo que te he dicho para que pueda devolverte el libro, no quieres recuperarlo? No te preocupes, eso se puede solucionar rápido.

De repente tiró mi libro que tenía entre sus manos y lo empezó a patear y romper hasta que lo destrozó por completo.
No aguanté más y exploté.

La Luz al final del túnel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora