~ Capítulo 16 ~

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Pasaban los días y Max y yo seguíamos yendo a la biblioteca, algunas semanas íbamos todos los días mientras que otras solo algunos. Yo le explicaba lo que no entendía y él a cambio me daba dinero.
Al menos puedo sacarle el lado bueno a tener que estar con Max más veces de las que me gustaría.
Supongo que se irá enterando de lo que le explico, se lo repito tantas veces que seguro que debe tenerlo grabado en la cabeza.

O no.

—Entonces esto me has dicho que es así.

—Sí, tienes que despejar la x para llegar a lo que te pide el ejercicio.

—Vale, creo que lo pillo.

—Seguro?

—No, la verdad es que no, no entiendo una mierda.

—No se cómo te las has podido apañar todos estos años.

—Iba a clases particulares.

—Pues como te enteraras igual que te enteras aquí...

—Me hacía los ejercicios la tía de las clases. Simplemente le enseñaba lo que me habían mandado y ella lo resolvía. Yo lo único que hacía era copiar lo que ella había hecho.

—Así normal que por tu cuenta no sepas ni sumar uno más uno.

—Sí sé cuánto es uno más uno. Es dos

—Te crees listo o algo? Tienes tres años? Reacciona, la vida no va de sumar uno más uno y menos en el nivel en el que estás ahora. Me refiero más bien al curso, porque de nivel poco.

—Vaya, te has quedado a gusto?

—Bastante.

—Pues más a gusto me voy a quedar yo cuando salga por esa puerta con tu dinero de la clase de hoy. Por si no lo recuerdas, no he recurrido a ti porque me caigas bien, como has podido observar. Eres la única aplicada en clase y la única que me puede ayudar y tú has aceptado mi propuesta porque soy asquerosamente rico y este pobre chico necesita ayuda con sus notas, y si sus notas bajan también lo hace el dinero de la muchachita que lo ayuda. Capichi?

—Eres despreciable, lo sabías?

—Lo sé, ahora ayúdame.

Lo dijo con aires de superioridad. Pero quién narices se cree que es?!

—Por qué no mejor te coges tu sucio dinero y te lo metes por el orto.

Cogí mis cosas y me levanté, dispuesta a irme y quedar allí solo a ese imbécil. Cuando salí de allí, llegué a la puerta de la biblioteca y me encontré algo que no esperaba.

La Luz al final del túnel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora