★ Batalla contra la bestia (parte 2) ☆
En contraste con el estado de asombro de Akutagawa al escuchar esas palabras, Ranpo parecía imperturbable por la nueva información.—¿Oh? —fue todo lo que dijo.
—Sí, y de acuerdo con el lío en el que estaba su pupilo, probablemente-
—No es un secuestro, Kunikida-kun. —interrumpió Ranpo.
Hubo una pausa en el otro extremo.
—¿Qué?
—¿La habitación de Atsushi-kun está desordenada? ¿Con cosas esparcidas por todas partes? —Ranpo preguntó con calma.
—¡Sí! —Kunikida respondió con voz apresurada.
&Ya veo, ¿las sábanas están rotas y las ventanas abiertas?
—¡Sí! Por eso-
—Kunikida-kun, ¿viste las marcas de las garras?
—¿Marcas de garras? ¿Qué estás-? —la voz de Kunikida se detuvo abruptamente—. Ranpo-san, no querrás decir-
—Sí. —Ranpo confirmó con una voz poco impresionada.
—¡Me-me pondré en contacto con Dazai de inmediato!
—Sí, supongo que deberías.
—Te llamaré más tarde, Ranpo-san.
Hubo un clic y el teléfono de Ranpo quedó en silencio.
Ranpo luego levantó lentamente la cabeza para mirar la expresión en el rostro de Akutagawa. Como era de esperar, Akutagawa parecía igualmente sorprendido y confundido.
—Jinko... él-
—Se fue, sí.
Akutagawa parecía dividido entre querer preguntar más y alejarse como si nada fuera asunto suyo.
Pero antes de que pudiera tomar una decisión, un fuerte rugido cortó el viento. Su intensidad envió vibraciones a través del suelo y el aire. Los ojos de Akutagawa se abrieron al darse cuenta cuando reconoció el sonido bestial. No dudó en saltar a la azotea del edificio más cercano para seguir el sonido familiar.
—Yo no haría eso si fuera tú —escuchó a Ranpo decir detrás de él—. Después de todo, él no está en un estado mental para distinguir entre amigos y enemigos.
Akutagawa apretó los dientes y dijo:
—Lo sé.
Rashōmon estalló en varios zarcillos negros detrás de él mientras se lanzaba fuera del edificio hacia la noche iluminada por la luna.