Fiesta

119 12 75
                                    

Siempre he sido fan de las fiestas, cumpleaños, bodas, Halloween y por mucho las fiestas navideñas eran mis fiestas favoritas

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Siempre he sido fan de las fiestas, cumpleaños, bodas, Halloween y por mucho las fiestas navideñas eran mis fiestas favoritas.

—De verdad llevaras eso a la escuela —me miró mi padre avergonzado.

—No te gusta mi suéter navideño —contesté triste— pero hasta brilla.

Presione el botón para que brillaran las luces, era un arbolito de navidad que brillaba.

Papá sonrió divertido y mi Pa solo un poco avergonzado.

—Jake faltan un par de días para navidad —me recordó papá.

—Si pero hoy salgo de vacaciones, ya no verán mi suéter —remarque— que triste es tener dos padres Grinch.

Papá negó para besar mi frente levantando el plato.

—Bueno si mal no lo recuerdo hoy termina mi castigo así que llaves por favor —pedí feliz.

—Espera no te castigamos por otra cosa —se quedó Pa pensando.

—No esta vez no —dije orgulloso, fue muy difícil portarme bien.

Pa miró por ayuda pero papá miró el calendario de castigos para negar.

—Llaves por favor —insistí.

Papá me dió las llaves de mala gana, repasando otra vez las indicaciones.

Después de que se fueron por fin me subí al auto para sacar esa belleza... pero al estar ahí, no pude ni siquiera prenderlo, después de diez minutos me bajé para llamar a mi amigo.

El chico llegó para recogerme.

—¿Donde está tu suéter? —regañe.

—Ni me reproches no pude ponérmelo por este tonto yeso —se quejó— lo iba a cortar pero sabía que me matarías por eso.

—Así es —me quejé— te conseguiré otro.

Mi chico asintió, llegamos a la escuela para ir por nuestro café y donitas de chocolate.

—Planeo subir tres kilos estas fiestas —confirme comiendo esa dona.

—Tu ni comiendo media vaca subes de peso —reprochó.

Y era verdad, estaba como un palito sin importar cuántas vacas me comiera.

—Te envidio —dijo Sofi llegando.

—Muchos —afirme.

La morena se sentó, estos dos ya se echaban ojitos como siempre.

Por fin llegó mi culito para no hacerme ver como el mal tercio.

—Te ves muy guapo —halago besando mi mejilla.

—Tu igual —dije viendo su suéter— y a ti no te vuelvo a regalar nada —mire a Sofi molesto.

A Little PieceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora