Santa

94 12 36
                                    

Cuando era pequeña siempre me encantaron las fiestas  despertar y ver tus regalos bajo el árbol, ya fuera por Santa o por Reyes mi papá siempre trataba de hacerlo importante y maravilloso

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Cuando era pequeña siempre me encantaron las fiestas despertar y ver tus regalos bajo el árbol, ya fuera por Santa o por Reyes mi papá siempre trataba de hacerlo importante y maravilloso.

Las galletas a medio comer, las pisadas en el suelo con harina, y claro oro que eran monedas de chocolate, mirra e incienso, papá siempre hacía algo para que fuera un día especial.

Mi Dani era muy pequeño para recordarlo pero quería que lo disfrutara como yo lo hacía.

—Si no te duermes no va a venir he Dani —sentencié a mi hermanito que había llegado con mucha energía tras esa gran cena.

—No puedo —se quejó.

—Vas a despertar a Andy y entonces si Santa se va a enojar —dije mientras acomodaba a mi hermano en su cama, se había quedado dormido al venir aquí.

—Ya me duermo, ya me duermo —se acomodó.

Besé su frente para hacerle piojito para que se durmiera.

Salí para prepararme un café y quedarme despierta otro rato para ponerles su Santa.

Mi hermanito salió de la habitación.

—Si no te duermes no te va a traer nada Santa —me dijo cruzándose de brazos.

—¡Dani! —regañe.

Mi hermanito llegó para tomar mi mano y llevarme hasta mi habitación señalando mi cama para meterse en ella jalando mi mano para que lo abrazara.

—Ahora si, a dormir —susurró.

Me recosté esperando a que mi hermanito se quedara dormido, mi yo interno moría de sueño por lo que decidí dormirme un ratito antes de pararme.

Desperté con un beso en la mejilla.

—Vamos Soso despierta —pidió Dani— vamos a ver que nos trajo Santa.

Le miré asustada sabiendo que no había hecho nada.

—¡No! porque no te acuestas otro rato si en lo que preparo el desayuno —dije nerviosa.

Mi hermanito empezó a reír para sin más bajarse de la cama y salir de la cama.

Me iba a llevar el premio a la peor hermana si le destruía su ilusión.

—¡Sofía! —exclamó mi hermano.

Salí temerosa de ver su carita de decepción... pero no fue así.

Ahí estaba mi hermano sonriendo.

—Mira, mira hay huellas —dijo inspeccionándolas— y nos preparo el desayuno.

Me acerqué para ver que en efecto habían panqueques ya hechos.

—Porque no despertamos Andy —le miré.

A Little PieceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora