Estamos hechos de las pequeñas partes de las personas que amamos, pedazos de los seres que nos dejan marcas, de las que aprendemos, que nos hacen mejor y a veces nos lastiman.
Pequeñas piezas que nos completan a lo largo de la vida, pero a veces esa...
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Y el gran día llegó... era el día de nuestra graduación, quedé en segundo lugar pues en los últimos exámenes el enano me obligó a estrenar un juego por lo que no salí del todo bien, fue lo mejor así no tenía que dar el discurso frente a todos.
Estaba tan nervioso que no había podido dormir más que un par de horas, desperté por esa caricia en el cabello, no cualquiera esa que se entrelazaba en mi cabello para terminar dando un rulo a mis rizos... aquella única que solía hacer mi hermano para que me durmiera.
—Cade —susurré despertando con un golpe de nostalgia.
Una risita y un beso en mi mejilla.
—Soy yo Cami —dijo el bebé riendo— te preparé el desayuno.
Suspiré para abrazarlo con fuera y no dejarle ir, en ese momento sentí un abrazo extra.
Mi hermanito solo se quedó acostado sobre mi pecho jugando con mi pelo.
—Te amo hermanito —susurré.
—Yo más Dee Dee —sonrió feliz— y te voy a extrañar muchísimo.
—Oh yo más, te hablaré todas las noches lo prometo —afirmé.
Una lagrimita corrió por su mejilla la que limpió con rapidez.
—Perdón no voy a llorar —sonrió con tristeza.
—Está bien si quieres llorar —lo calmé.
—No, porque si no vas a llorar y Jake dijo que te debes ver bien para tu graduación —asintió.
Negué para besarlo, terminaría llorando en algún momento del día.
Bajé a desayunar la comida que había hecho Jeff con "ayuda" de Cam, su ayuda era probar las mezclas de las masas.
Mientras desayunábamos mis padres decidieron acompañarnos.
—Emocionado por la ceremonia—me dijo mamá— es una lástima que no puedas dar el discurso —dijo de manera hostil.
—Se que Sofía hará un buen trabajo con el discurso —asentí.
—Y bien, te di varias opciones de escuela necesito que me digas cuál —se adelantó papá.
Lo ignore para ver a mi hermanito y besar su frente.
—Ve a tu habitación si —pedí.
El pequeño asintió tomando sus panqueques para irse, mis padres solo me vieron con desprecio suponiendo que pasaría.
—Adivino, otro traidor más —bufó mi padre con molestia.
—No es nuestra obligación seguir el camino que quieres sabes, no nos vuelve traidores querer vivir nuestras vida —afirme.
—Si Cade estuviera aquí...
—Si Cade estuviera me apoyaría en mis decisiones porque él siempre estuvo orgulloso de mi —afirme— pero no está y es una lástima que no lo esté, así que no te atrevas a usar su nombre en mi contra.
