Historias de media noche - JohnDo

II

Al dia siguiente Johnny despertó por la tarde, y al intentar pararse de la cama sintió todos los estragos de las dos semanas más estresantes de su vida.

Le dolía el cuerpo, pero la espalda era la que había sufrido en demasía por estar sentando tantas noches sin siquiera tomar un descanso para estirarse, sentía la cabeza pesada, su estómago reclamaba comida de verdad; ya no sopas instantáneas o comida rápida, se sentía fatigado a pesar de haber dormido quien sabe cuántas horas pues no tenía noción del tiempo. Rápidamente se volvió a acostar, cerro los ojos para tratar de calmar el dolor y se volvió a quedar dormido.

Por otra parte Doyoung se había levantado temprano para ir a clases, primero decidió revisar en la habitación de Johnny, solo para asegurarse de que estaba bien.

A lo lejos parecía un gran bulto, por un momento se asusto por qué no le vio respirar sin embargo todo estuvo bien cuando lo vio de cerca, ni siquiera se inmutó al ruido que había hecho al abrir la puerta, Johnny tenía el sueño bastante pesado.

Sabía que probablemente el castaño se levantaría más tarde por lo que quiso prepararle una gran guarnición de comida que dejó en un plato bien tapado en aluminio, junto con una pequeña nota.

Sus clases pasaron relativamente rápido, esperando a que Johnny se sintiera mejor y haya comido.

Sin embargo, grande fue su sorpresa cuando al entrar al departamento el plato seguía intacto al igual que la nota, rápidamente fue al cuarto de johnny, este todavía seguía dormido, Doyoung hasta cierto punto comprendía su cansancio pero tenía que comer y beber algo, no quería levantarlo pero era necesario. Se acerco a el, tenía su cabello castaño revuelto, las ojeras eran notorias aún, dormía boca abajo por lo que tenía medio rostro enterrado en la almohada, se veía tierno pues parecía que estaba haciendo un puchero, se veía tranquilo.

—Johnny —le llamó bajito y lo sacudió suavemente. —, se que no quieres levantarte, pero tienes que comer algo.

Sentía que alguien lo movía, abrió sus ojos lentamente, después de unos intentos fallidos de tratar de enfocar su entorno pudo ver bien quien era el dueño de los suaves toques, un tímido Doyoung y a su adormilada mente le gustó la idea de despertar con esa imagen.

Soltó un pequeño quejido, se sentía pesado así que se volvió a acomodar, estaba dispuesto a volver a dormir —: Unos minutos más. —Dijo con voz ronca.

Doyoung lo detuvo —: Vamos Johnny, no haz comido nada desde ayer o quién sabe desde cuándo. —lo zarandeo de nuevo ahora con más fuerza.

El estómago del alto sonó fuertemente avisando lo obvio.

—Esta bien... —Dijo Johnny y perezosamente trato incorporarse y darse la vuelta pero rápidamente fue detenido por el horrible dolor de espalda, y cayó de nuevo boca abajo.

—¿Estás bien? —Pregunto Doyoung preocupado.

—Me duele la espalda.

—Deberíamos llamar a un doctor.

—No es necesario, supongo que es normal después de haber estado sentado tanto tiempo.

—Pero, ¿y si es algo grave? ¿Y si es una fractura? —Doyoung saco su celular del bolsillo para marcar.

—Hey —Johnny lo intento parar, desde la noche anterior se dio cuenta que el pelinegro era una persona preocupona, le gustaba eso, pero no quería causarle molestías—, si fuera una fractura créeme que no lo soportaría, es muscular.

—Esta bien, pero si eso se complica llamaré al médico.

Johnny asintió y el otro dejo su teléfono de lado, con sumo cuidado su compañero de piso le ayudo a incorporarse en la cama. Se ofreció a llevarle la comida en su cama para que no hiciera ningún esfuerzo, al principio se negó pues seguía con la idea de no molestarle pero Doyoung fue más rápido y ya tenía en la mesita de noche el plato de comida que con una sonrisa tímida le dijo que le había preparado esa mañana, junto con algunos analgésicos y agua a su lado. Al final decidió dejarse consentir por el otro.