Historias de media noche - JohnDo

X: Epílogo

Hace más de seis meses que Johnny había caído enfermo por estrés y Doyoung se hizo cargo de él por voluntad propia como buen samaritano.

De ser casi unos completos desconocidos que apenas se dirigían la palabra en el día ahora eran una pareja oficial. A ambos les tomo un poco más un mes para poder entenderse y entender mucho mejor sus sentimientos al igual que conocerse más allá de la semana que pasaron juntos.

Una noche casi madrugada en la que ambos se encontraban caminando por las calles casi desérticas de Seúl de regreso a casa después de un largo paseo, fue Doyoung quien nervioso tomó la iniciativa de pedirle a Johnny que fuera su novio, quizá no era el lugar más adecuado para pedirle a alguien que sea tu pareja, sin embargo, sabía que Johnny era alguien sencillo y era algo que no podía retener más.

Lo tomó desprevenido, pues aquel chico que al principio se sentía inseguro por sus sentimientos fue quien primero le declaró sus sentimientos y le pidió estar con él. Sin duda el acepto. Aquella noche pudo describirla como la más feliz que ha tenido y también mágica.

Johnny después de aquel beso no tan accidental hace mes y medio, volvió a probar los labios de Doyoung por segunda vez, en un beso muy tímido pero cálido. Sintiéndose feliz porque era algo que podría hacer cuántas veces quisiera de ahora en adelante.

Doyoung ahora se encontraba a nada de terminar la carrera, con trabajos y exámenes donde quiera. Estaba más estresado de lo que nunca hubiera estado.

Suspiró cansado, le empezaba a doler la espalda y cuello de tanto tiempo estar estudiando. Una semana más y estaría relativamente "descansando" pues lo que quedaba todavía era su proyecto final.

Johnny quien ahora era el que de vez en cuando le hacía compañía cuando se ponía a estudiar, mientras él a veces se acostaba en su cama a leer algún libro, tomaba una pequeña siesta o trabajaba. No era la excepción que esa noche estuviera ahí leyendo un texto en su computadora viéndose como siempre tan atractivo y más cuando solía usar gafas.

Escucho un suspiro cansado venir desde el escritorio, Johnny cerró su laptop, se incorporo y caminó hacia este. Lentamente se inclinó y abrazó por detrás a Doyoung. Se inclinó aún más y empezó a dejar un camino de besos en la curvatura de su cuello. Doyoung cerró los ojos gustoso, le gustaba mucho cuando hacia eso.

—Me voy a poner igual de estricto que tú. Es mejor que descanses.
—Susurró cerca de su oído.

—Solo un poco más.

—Ya no más, ven acá. Hay algo que quiero mostrarte.

Johnny giro la silla de rueditas en la que se encontraba sentado, jalo a Doyoung de ambos brazos con la intención de levantarlo. Parecía un títere así que se dejó hacer y se paró con cansancio.

—Cierra los ojos.

—¿Me vas a regalar algo?

—Mm algo así.

—Pero aún no es mi cumpleaños. Es en una semana.

—Bueno esto es algo a parte. Vamos, cierra tus ojos y extiende tus brazos.

—Bien —Hizo lo que indicó el castaño. —, más te vale que no sea una araña.

—No te haría eso. Espera aquí.

Salió unos segundos que Doyoung sintió eternos a causa de la emoción, más tarde Johnny se asomo por la puerta de la habitación con un pequeño paquete detrás de su espalda.

Tenía sus ojitos cerrados con fuerza cosa que a Johnny le pareció encantadora, se acerco lentamente —: Extiende tus manos.

Doyoung hizo lo que le pidió y entonces puso un paquete pequeño y rectangular en sus manos cuidadosamente.