𝙴𝚕 𝚜𝚘𝚗𝚒𝚍𝚘 𝚍𝚎𝚕 𝚜𝚒𝚕𝚎𝚗𝚌𝚒𝚘 [𝚂𝚎𝚟𝚖𝚒𝚘𝚗𝚎]

Capítulo 6࿓

"Gracias, Hermione, por limpiar el desastre que he creado", resopló mientras irrumpía en la habitación en la que Harry y Ron estaban sentados, hablando animadamente. Ella había remendado a Severus lo mejor que pudo, limpiando la sangre de las heridas y vendando las que habían quedado. Él había insistido en que no eran más que un rasguño, pero era lo menos que podía hacer y luego lo había llevado a su habitación con una poción reponedora de sangre y algo de comida para estabilizar sus niveles de azúcar y asegurarse de que no se desmayara y muriera. Lo había dejado con la promesa de que volvería a revisarlo pronto para asegurarse de que seguía respirando.

"¿Está vivo?" Preguntó Harry con un tono sombrío en la voz, pero la mirada que bailaba en sus ojos le dijo a Hermione que sus verdaderos sentimientos no respaldaban eso y que probablemente realmente no le importaba si Snape vivía o moría. Al fin y al cabo, había hecho saber en más de una ocasión el profundo odio que sentía por el mago mayor. Corría muy dentro de él, casi consumiéndolo mientras corría por sus venas como una enfermedad insidiosa que no podía controlar. Estaba segura de que él quería odiar a Snape, lo sabía, podía verlo en sus ojos y grabado en cada línea de su rostro. Aunque Snape hubiera sido totalmente inocente, Harry seguiría aborreciéndolo con cada centímetro de su ser.

"Sí. No gracias a ti". Un giro de ojos de ella le dijo a Harry que tal vez estaba un poco cabreada con él.

"Admito que tal vez no debería haber hecho eso... Se me fue la mano un poco, pero estaba enfadado, Hermione. Me ha insultado. Yo... bueno. Últimamente tengo una cantidad inusual de ira y hostilidad en mí y simplemente no puedo explicarlo." Una mano temblorosa cardó el cabello de color cuervo, perdiéndose en las largas trenzas y emergiendo segundos después para caer a su lado.

"A mí también me ha insultado muchas veces, pero no he ido a intentar matar al hombre. ¿Te das cuenta de que si hubiera muerto habrías sido acusado de asesinato, Harry? Ya es bastante malo que lo tengas aquí en contra de su voluntad, pero si hubiera muerto habría sido el fin para ti. Cuando todo esto termine, cuando todo esté dicho y hecho, habrías sido juzgado por asesinato y no habría habido nada que yo o cualquier otra persona pudiera hacer. Creo que ya es hora de que pienses en dejarlo ir. No estás cerca de conseguir que hable". Apretó los dientes con tanta fuerza que resbalaron y rechinaron audiblemente.

"No puedo dejarlo ir, Hermione", su voz temblorosa y vacilante. "Sabe demasiado. Sabe dónde reside la orden, se vengará de nosotros por lo que hemos hecho".

Ella resopló con sorna. Tal vez fuera a por alguno de ellos, pero no a por ella. Ya lo había demostrado bastantes veces. "Habla por ti, Harry. Estoy segura de que estoy bastante a salvo, tú en cambio..." Se interrumpió lanzándole una mirada de falsa lástima desde su posición. Su tolerancia hacia él era cada vez menor.

"¿Qué? La increíble Hermione Granger está exenta de sentir su ira. Es tan culpable en esto como Ron y yo". Los brazos se cruzaron con fuerza sobre su pecho mientras la miraba casi por encima de sus gafas desafiándola a que lo cuestionara.

"A diferencia de ustedes dos". Señaló a los dos chicos uno tras otro, "No le he mostrado más que amabilidad. Ya saben como se debe tratar a un ser humano. He dicho desde el principio que no quería tener nada que ver con su estúpida idea y no lo he hecho. Me he limitado a limpiar el desorden que tú mismo fuiste demasiado estúpido para limpiar". Sus palabras eran pesadas y furiosas. Estaba furiosa y quería arremeter contra él, quería herirle y hacerle sentir algo del dolor que él le estaba causando a ella. Poco a poco empezaba a estar resentida con su mejor amigo por las estúpidas decisiones que había tomado en la vida y a las que ahora la había arrastrado. Se sentía poco más que el equipo de limpieza de todos sus caprichosos planes.

"Así que ahora soy estúpido, ¿no?" Se puso a la altura de la chica, que era mucho más baja que él. Ella se sentía minúscula ahora junto a él, intimidada sin medida. Harry nunca le había puesto la mano encima, pero la ira que sentía era palpable y flotaba en el aire.