Capítulo 15࿓

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"¿Qué pasa con Parkinson y Granger?" le preguntó Minerva a Severus una mañana mientras estaban sentados desayunando en el salón.

Sus anchos hombros se encogieron en alto y sólo dejó escapar un gruñido antes de darse cuenta de que eso era presuntamente grosero y que debía usar palabras en lugar de sonidos.

"Ni idea. Se rumorea que ahora son amigas, pero no me parece bien. Siempre se han detestado y ahora, bueno, ahora bien podrían compartir una maldita cama, pasan tanto tiempo la una con la otra. En cada esquina, están una al lado de la otra y susurrando entre ellas", prácticamente escupió. Los celos le roían en lo más profundo del estómago.

"¿Crees que Parkinson está tramando algo?" preguntó Minerva con una curiosa inflexión hacia arriba, mirando de reojo a Severus con una leve sorpresa en su rostro. Sabía que la chica no era el pilar más destacado del colegio, pero no era tan horrible.

"Bueno, ¿crees que Parkinson se junta con ella por ser su amiga? Es una Slytherin y los Slytherin son astutos y no me extrañaría que tuviera planes para atraer a Hermione a una alcoba y a las garras expectantes de un mortífago."

Minerva agitó una mano con pereza. "Eres muy dramático, Severus. Si es que tengo que llamarte la atención. Tal vez Hermione estaba realmente suspirando por una amiga. La empujaste tan lejos de sus dos mejores amigos que hay media posibilidad de que no le vuelvan a hablar. Y luego la alejaste aún más cuando ella sentía algo por ti, pero Merlín sabe por qué porque eres el Mago más egocéntrico que he tenido la desgracia de conocer."

"Qué duro", gruñó en voz baja en su garganta. Su atención se centraba ahora en la puerta mientras veía entrar a Hermione con Pansy flanqueada a su lado. Las dos se separaron y terminaron en sus respectivas mesas.

Algo no le cuadraba y lo sintió cuando vio por primera vez a las chicas sentadas juntas por su cuenta en el aula de pociones aquel día semanas atrás. Pansy detestaba a Hermione con el fuego de mil soles y jamás tiraría por la borda la reputación que había amasado dentro de las filas de Slytherin. Y no lo haría ahora en medio de una guerra creciente que estaba muy cerca de estallar, tanto que casi podía saborearla.

Pansy no haría nada para decepcionar a sus padres y hacerse amiga de Hermione o de alguien de su clase. Pasara lo que pasara, luego Hermione tendría que lidiar con ello por su cuenta porque él no le ayudaría. Tenía que dejarla libre y no permitir que lo usara como muleta cuando sintiera que las cosas la abrumaban y no podía hacerlas por sí misma. Intentaba ser cruel, ser amable y aplastar totalmente cualquier sentimiento que ella tuviera por él, y todo era por su propia seguridad y bienestar. Si tan sólo ella pudiera darse cuenta de eso.

Él la quería. Obviamente, quería abrazarla fuerte y decirle que todo estaba bien. Era obvio que quería volver a apretar sus labios contra los suyos y saborear sus dulces labios contra los suyos y enredar sus manos en su pelo. Quería hacer el amor con ella, Merlín, nunca lo hizo. Pero no ahora. Tal vez si salían ilesos de esto y ella no lo odiaba por todo lo que le había hecho.

La echaba de menos tumbado a su lado en la cama cada noche. Añoraba las charlas que mantenían a diario. Demonios, suspiraba por sus visitas a su oficina cada noche después de las clases.

Respiró profundamente y se recompuso. Arrancando la mirada de la chica a la que había cogido tanto cariño y con la que había pasado muchas noches tumbado a su lado deseando hacer un movimiento pero sin hacerlo porque no quería que ella tuviera esa diana gigante en la espalda que ahora, más que probablemente, se estaba poniendo ella misma al estar cerca de Pansy.

Joder, la echaba de menos.

Joder, la echaba de menos

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𝙴𝚕 𝚜𝚘𝚗𝚒𝚍𝚘 𝚍𝚎𝚕 𝚜𝚒𝚕𝚎𝚗𝚌𝚒𝚘 [𝚂𝚎𝚟𝚖𝚒𝚘𝚗𝚎]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora