DRAFT: Frozen Hearts

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Anubis avanzó cuidadosamente iluminado por la linterna de la Capitana mientras son iluminados por la parpadeante luz del techo que no parecía seguir un patrón siendo un parpadeo lento por los daños recibidos.

Conforme iban avanzando, unos pocos pasos, el Lobo Blanco alzó el puño ligeramente haciendo parar de nuevo a la Escuadra que permanecía en silencio. El Mercenario señalaria una serie de cadáveres totalmente desfigurados y masacrados cuyas partes llegaban desde manchas en la pared hasta masas putrefactas en el suelo. Por su color y la tela que había estaba claro.

An: Indígenas.

Ca: Espera, Lobo Blanco.

Anubis se giró para ver a donde señalaba la Capitana de cabello plateado por la edad pero buena forma física. Era un cadáver  al igual que el resto, pero este era diferente. No estaba desfigurado, pero si empalado por una lanza Indígena. Era un científico, no parecía haber rastro de los soldados.

La puerta estaba rota, parecía haber sido forzada. La Capitana se acercó a esta para de un potente puñetazo mandar a volar la puerta haciendo un potente estruendo que hacía inútil el silencio con el que habían entrado.

La Capitana agarró su Cimitarra desenvainandola para hacer acto de presencia.

Ca: ¡Polici-

Parecía un jaguar, algo se abalanzó sobre la Capitana a una velocidad colosal pero los años no pasaron causando daños severos, la Capitana, aún con sus reflejos de acero intactos, daría un certero golpe en la cara de aquel ser con su dura armadura. Los nudillos de esta se podían sentir en el sonido del golpe que haría caer al causante del ataque.

Una chica semihumana que a ojo rondaba los veinte años se dejaría ver. No parecía ser de la armada, vestía con arapos,  se encontraba en los huesos y tenia grandes cicatrices en las extremidades, parecía que le habían cortado las extremidades y cosido después además de tener una herida enorme y sangrante en la parte superior del cuello. La chica al parecer usó sus últimas fuerzas para realizar ese ataque cayendo al suelo quedando así sin conocimiento. Su piel y cabello eran iguales a los de Anubis, un muy ligero color moreno y cabello veis casi blanco con unos ojos azules de una tonalidad muy clara.

Ca: ¿Amber?

Ad: ¡¿La conoces?!

El médico fue a atenderla rápidamente buscando tapar la herida del cuello que parecía tener ya una semana como mínimo.

Ca: Es una exploradora, pensábamos que había muerto pero bueno, aquí está. Vamos a llevarla a Nubia, en El Cuartelillo podremos tratarla como es debido.

Anubis se acercó a la chica para cargarla cuando el médico había acabado de tapar la herida con algodón y un esparadrapo mal puesto.

Abortaron la misión puesto que el Campamento 1 era inevitable al parecer, hasta la caída del sol durante un sol incesante de 46° sin nube alguna por el desierto de Nubia pasearon.

Hasta la llegada de estos a cabello a la ciudad, a paso Ligero en el camello por el calor que mezclaba en el horizonte el deseo de visualizar el mar de la Escuadra con las ilusiones y alucinaciones que el dios Ra parecía provocar al grupo para ponerlos a prueba, o eso decían las batallitas de Adewale.

Una vez llegaron al Cuartelillo y pusieron goteros a la Semihumana felina buscando que recuperará la salud, Adewale se acercó a ella arrancando el esparadrapo de su cuello. Cosa que provocó la ira de la Capitana.

Ca: ¡¿Que te crees que estás haciendo?!

Ad: Es un corte realizado por los Indígenas, es el Corte del Silencio. Ellos no conocen la escritura, solo la tradición oral. Así, que si quieren que alguien no hable realizan un daño en su laringe tan potente peor preciso que deja vivir y respirar pero no permite hablar a la víctima del corte. Esta chica parece haber visto algo que no debía.

Ca: Lo único que me queda claro a mi de que no vamos a llegar a ninguna parte, era nuestra última exploradora... Mandaré una paloma mensajera a que envíen refuerzos. Desde la Isla más cercana debe de llegar mañana por la mañana el barco.

An: Esta bien, hay que despertarla, cueste lo que cueste.