Capítulo 1 Reina.

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Habían transcurrido once años desde que la reina había perdido a su primer bebé, desde aquel acontecimiento nada volvió a ser como antes, debido a este suceso Aristia La Monique fue quitada de su cargo, ya que mentalmente era inestable.

Fue aislada y dejada en completo abandono en un palacio menor que fue construido solo para ella, con solo unos cuantos sirvientes a su disposición.

Pero recientemente había empezado a salir a los jardines de dicho palacio, pero no salía sola. Era acompañada por un niño pequeño del cual se desconocía su edad, aparentaba tener diez años aproximadamente, pero nadie sabía su edad, incluso los sirvientes más cercanos tampoco lo sabían.

Desde hace dos años se sabía por medio de rumores que la reina tenía un hijo, pero nadie lo había podido ver, incluso los sirvientes no lo tenían permitido pues la reina no permitía que nadie se le acercara, ella era la única que podía estar cerca del menor.

Debido a estos sucesos y rumores que se hacían cada ves más fuertes fue que el emperador Ruve fue a visitarla, llevándose una sorpresa. Pues en el jardín de aquel pequeño palacio estaba ella junto a un niño, sentados en el césped ella parecía sonreír mientras hacía una corona de flores, se acercó lentamente para observar mejor aquello, notando que el pequeño no se movía mientras ella hablaba animadamente.

Era algo aterrador, podría parecer una escena familiar normal de una madre con su hijo, pero esto estaba lejos de ser algo hermoso, incluso el emperador sintió un escalofrío recorrer su espalda. Fue hasta que el menor volteo a verlo que el retrocedió unos cuantos pasos, debido a que había hecho ruido pisando una rama, la reina volteo sorprendida en cuanto lo vio sus ojos cambiaron por completo a unos de terror absoluto.

Ella se levantó de inmediato y tomó la mano del menor obligandolo a levantarse lo más rápido posible y salieron huyendo de ahí de inmediato, aquel niño volteo a verlo unos segundos, con una mirada seria, como si fuera una marioneta que es guiada por un titiritero, este la siguió adentrándose en aquel palacio.

No sólo él había visto aquello, si no que también fue visto por Carsien uno de los mejores caballeros del imperio de Castina, sentía lástima por aquella mujer y por aquel niño.

A él también le había causado escalofríos lo que había visto, era difícil de describir con palabras, pero sin duda aquella mujer de cabello platinado no parecía estar bien.

El emperador regreso de vuelta a su oficina, tenía muchas cosas que hacer y no podía seguir perdiendo el tiempo en aquel lugar, y sin duda ahora tenía un problema más, ya que el tenía un hijo con la emperatriz Jieun, heredero legítimo al trono, pero ahora con la confirmación de que la reina tenía un hijo era otro niño más del cual preocuparse, porque nunca faltaría quien quisiera apoyar al hijo de la reina, el que hubiera dos príncipes era un problema y uno pesado.

Ya que esto podría traer consigo nuevos problemas políticos, tal ves no ahora, pero si en un tiempo. Hace años había erradicado sus problemas con cierta facción política, pero esto podría traer una nueva división, ya que aún había nobles que consideraban que la reina era la mejor opción para el imperio, aunque esta ya no estuviera capacitada para gobernar.

En cuanto regreso a su oficina, a fuera de esta se encontró con un pequeño de 10 años de cabello negro y ojos azules como el emperador. Este saludo a su padre haciendo una reverencia, no era cariñoso con él, de hecho eran algo distantes pero existía aquella pequeña costumbre de que el fuera a verlo cada mañana para saludarlo, después de aquello el menor se retiro siendo seguido por un caballero de la casa La Monique.

A su mente le vino la imagen de aquel niño que había visto con la reina,cabello azul claro y ojos de una tonalidad similar y aquella mirada seria.

Ruve—Carsien, necesito que vayas y observes  a la reina, y sobre todo quiero que consigas información sobre el niño—dijo en un tono serio y casi molesto

Carsien—Si su majestad—dijo con voz firme

En cuanto recibió aquella orden salió de aquel lugar, dejando al emperador a solas, con la cabeza llena de mil y un pensamientos, muchos de ellos pesimistas, esto provocó que tuviera un mal humor en poco tiempo.

Mientras tanto aquel caballero se dirigió a aquel palacio, durante su camino pensó en algunas ideas de como acercarse a la reina y al menor, pues parecía que ella le temía, aunque no sabía si le temía a él o al emperador, pues en cuanto los vio salió corriendo con el niño.

Cuando se dio cuenta ya estaba en aquel lugar, camino por los jardines la última ves que los había visto, estaban en un estado deplorable, ahora se veían mucho mejor, más llenos de vida. Tocó la puerta principal del palacio pero nadie le abrió, espero por algunos minutos más, hasta que decidió por cuenta propia abrir la puerta y entrar sin permiso.

Pero en cuanto abrió la puerta se topo con aquel niño, que sólo lo observo seriamente, fue la voz de una mujer lo que hizo que volvería a la realidad.

Aristia—¡Hans, aléjate de él! —corrió hasta donde estaba el menor abrazándolo

Carsien—Su majestad yo... —quiso hablar pero le fue imposible

Aristia—¡¡Vete de aquí!!—grito de forma histérica—¡Aléjate de mi niño y de mí!, no dejaré que se lo lleven, es mi niño

El observo como ella apretaba al menor, aferrándose a él de una manera obsesiva, el no sabía que decir ante aquella situación, hasta que tuvo que esquivar una zapatilla.

Aristia—¡¡Te dije que te vayas!!—grito

Carsien—¡Su majestad, yo no vengo a quitarle a su hijo! —dijo en voz fuerte para ser escuchado pero ella no parecía reaccionar a sus palabras

Así que el se acercó a ella, separandola del menor al cual ya lo había apretado tanto, parecía que lo fuera a asfixiar, el la sacudió con algo de brusquedad, quería hacerla reaccionar pues no para de gritar.

—¡Su majestad!—se acercó una de las sirvientas, notando la presencia del caballero

Aristia—¡Has que se vaya!, me quiere quitar a mi niño—dijo con desesperación

—Se equivoca su majestad, no vienen por el príncipe, ¿verdad? —miro al caballero

Carsien—Es verdad, yo no vine a quitarle al príncipe —la soltó esperando a que se tranquilizara—Yo solo vine de visita

Aristia—¡Mientes!, ustedes solo quieren quitarme a mi hijo—se aferro de nuevo al pequeño

Esa era una de las razones por la que se había aislado a la reina y no se permitían visitas, porque ella por más que se le hablara no escuchaba a los demás, desde que había perdido a su primer bebé era así.

❥ᴀ̶̶ʙ̶̶ɪ̶̶s̶̶ᴍ̶̶ᴏ̶⛥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora