Capítulo 11 El final de una vida.

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La fiesta iba de lo más tranquila todo parecía ir bastante bien, Rulius parecía feliz, la reina reía en compañía de Carsien y Allendis, mientras que la emperatriz y el emperador parecían disgustados, les molestaba el hecho de que su único hijo evitara convivir con mujeres, pues querían que este se casara, pero en otro lugar tanto nobles como personas comunes estaban en una reunión, estaban cansados del gobierno del emperador Ruvellis, quien con cada año que pasaba parecían ir de mal en peor.

Esto no sólo afectaba a personas comunes y corrientes, si no también a nobles. Incluso ahí había personas que trabajaban para el emperador, aprovechando la fiesta del príncipe heredero harían su redada, matarían a los integrantes de la familia imperial y solo planeaban dejar vivo al segundo príncipe, ya que muchos lo consideraban una deidad en vida, seguía manteniendo aquel aspecto infantil e inocente, aunque era algo pesimista y severo pero era una opción mucho mejor al ser franco y saber como llevar mejor el imperio ya que algunos que habían convivido más de cerca con él, habían notando lo bueno que era, mucho más que Rulius.

Es así como el plan se puso en marcha, mientras muchos bailaban y convivían, el palacio fue rodeado por varios caballeros y hombres que estaban de acuerdo con la rebelión. De alguna manera lograron que la luz se fuera por completo dejando a todos a oscuras, el emperador fue inmediatamente resguardado por otros caballeros, debido al pánico que se empezó a desatar fue un problema el poder tener una organización.

Jieun—¡Protejan al príncipe heredero! —dijo en voz alta para ser escuchada por sus caballeros

Hans—¡Vamonos de aquí Rulius! —lo tomo de la mano y empezaron a caminar a ciegas no quería llamar la atención

Rulius—¿Qué diablos sucede? —se dejaba guiar por Hans

Hans—Es obvio, es una rebelión, te esconderé y luego iré por mi madre —dijo con seriedad

Rulius—Deberías ir por ella primero —dijo con cierta frialdad

Hans—Escúchame bien Rulius, si algo le pasa a mi madre y a los tuyos, este imperio te necesitará, tu eres mucho mejor que tus padres, prácticamente yo te crié y sabes lo que tienes que hacer —dijo con voz firme y sin miedo a pesar de la situación

Rulius—Hermano, suena hasta cierto punto como si fuera una despedida —apretó la mano del más pequeño

Hans—Es porque si algo le pasa a mi madre, yo ya no estaré y alguien tiene que gobernar este lugar y llevarlo a flote y confío en ti —volteo ligeramente

Debido a la luz que había en aquel pasillo, luz que venía de la luna es como Rulius pudo ver una sonrisa orgullosa en el rostro de Hans.

Rulius—Eres el menor y sin embargo parece que tu eres el mayor

Hans—Tonto

Lo llevo hasta su habitación ocultandolo en un pasadizo secreto que había ahí.

Hans—No hagas ruido, iré por mi madre y en cuanto podamos escapamos de aquí —cerro el pasadizo—

Salio corriendo de la habitación esperando que nadie los hubiera seguido, regreso al salón en donde encontró al emperador muerto y a la emperatriz, por ellos no sentía pena alguna, mientras más camino por aquel lugar, encontrando el cadáver de Allendis y un rastro de sangre el cual empezó a seguir.

Saco su libro, con el cual empezó a alumbrar su camino, sabía que posiblemente a él no le harían daño así que por ello se fío.

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