Capítulo 9 Reconocimiento.

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Con el paso de los días el templo reveló la condición del segundo príncipe, esto provocó un revuelo enorme tanto en nobles como en personas comunes, quienes exigían que el segundo príncipe fuera oficialmente reconocido como hijo del emperador, y que se le tratara como se debía.

Pero dentro de las paredes del palacio las cosas eran diferentes, llegando al grado haber dos bandos incluso ahí, estaban quienes apoyan al primer principe y el otro grupo apoya al segundo, pero... por muchas divisiones que hubieran ambos príncipes se llevaban bien, a su manera.

Hans—No seas estúpido, así no se hacen esas operaciones—lo golpeó levemente con el libro

Rulius—No es mi culpa que no sea tan inteligente como tú—hizo un puchero

Jieun—(¿De verdad se llevan bien?, estoy aquí solo porque la reina lo está y me da miedo que dañe a mi hijo, pero... El segundo príncipe es...)

Hans—Ahg... Mejor me voy

Rulius—No espera —lo sostuvo de su manga—no te vayas por favor ayúdame con esto

Hans—Eres idiota y no tienes remedio como futuro emperador me decepcionas —dijo sin medir palabra

Jieun—¡No porque seas reconocido como un hijo directo de Vita te da derecho a hablarle así al príncipe heredero! —dijo enojada y alzando la voz

Hans—Me da igual si mi padre es Vita o un emperador, (estas personas son molestas, se supone que solo estoy aquí por Aristia, no para tolerar a tanto idiota)

Jieun—(Que niño más grosero, se nota que su madre no lo ha educado) —aunque estaba molesta, recordó lo que vio aquel día, le dio escalofrío recordar como la reina estuvo a punto de matarlo

Rulius—Por favor Hans... —dijo en suplica

Hans —Hagamos un trato, te ayudo en tu tarea y a cambio me dejas de molestar por unas horas —miro fijamente a Rulius

Rulius—¡Trato hecho! —dijo con emoción

Hans—(Que fácil es convencerlo) Mira y presta atención, las sumas se hacen de esta manera —tomo asiento y tomo de nuevo el lápiz

La emperatriz se quedó ahí observando como su hijo era regañado, mientras que la reina parecía tejer algo, Jieun miró con curiosidad el tejido que la reina hacia, estaba aburrida ahí, podría fácilmente dejar a un caballero ahí, pero debido a la división que había internamente no se podía fiar de nadie ahora.

Rulius—Por fin termine, ¡mira madre por fin pude hacerlo solo! —se acercó emocionado a su madre

Jieun—No se de que estas orgulloso, esto es algo que ya deberías de saber desde hace tiempo—dijo con disgusto —Solo me haces perder el tiempo Rulius —se levantó del sofá en el que estaba y se fue

Rulius—Supongo que nunca estará orgullosa de mí... —apretó un poco la hoja que sostenía en su mano y agacho la mirada

Hans—Idiota, no te pongas triste, ven vamos a comer unos dulces —lo golpeó en la cabeza levemente

Rulius—¡Si! —empezó a caminar detrás de Hans

La reina los vio irse pero a diferencia de otras veces los dejo ir solos, continuo con su tejido pues quería terminar esa bufanda antes de que llegara el invierno.

Los caballeros los vieron pasar, era como ver a un perrito siguiendo a una persona por que le agrado, en este caso el primer príncipe era el perrito.

—No te parece curioso, así parece que el primer príncipe es el hermano menor y no el príncipe Hans

—Tienes razón, aunque creo que solo se llevan por un año de diferencia

—Se llevan bien por lo que parece

—¿Acaso no has visto como se llevan?

—No, ¿por qué lo dices?

—El segundo príncipe suele regañar mucho al primero y le suele decir tonto, idiota, descerebrado

—Bueno... Se ve que se llevan bastante bien

Ambos después de haber pasado por la cocina y haberla saboreado paseaban como si nada por el palacio.

Rulius —¡Padre, padre! Ya pude hacer las operaciones yo solo—se acercó entusiasmado a su padre, llevaba en sus manos algunos dulces

Ruve—¿Hasta apenas?, yo a tu edad ya podía hacer eso sin problemas —dijo con una voz indiferente

Rulius—Lo se... Siempre fuiste el hijo perfecto... —dijo con cierta molestia —Nunca seré suficiente para ti

Hans—¿Qué haces ahí rogando por amor y atención?, vamos o no te leeré un nuevo cuento que escribí —dijo con indiferencia

Rulius—(Es verdad... No importa si lo tengo que seguir ciegamente, es el único que genuinamente se preocupa por mi)

Ruve—(¿Qué es lo que ha dicho?,ese niño... No es más que una molestia... Si no fuera porque el templo reveló quien eres, ya me habría desecho de ti)

Hans—Deberías de dejar de rogar por amor, tus padres no te ven más que como aquel que será emperador, eres peor que una mascota —dijo mientras comía uno de los dulces

Rulius—Eso es cruel... —se metió un chocolate entero a la boca —Mm... Ahg...

Hans—¡Idiota, así te vas a matar tu solo! —le dio unos golpes en la espalda para ayudarlo

Rulius—L-lo siento... —dijo algo deprimido

Hans—Hay una cosa que debes de aprender, la vida es cruel y te golpeara muchas veces de ser necesario, pero... También puedes tener buenos momentos, pero sobre todo no te fíes de todos los que te rodean

Rulius—Siempre suenas como alguien pesimista —infló las mejillas

Hans—Es porque así es la vida para mí

Rulius—Pero si eres un príncipe como yo, tienes dulces, una linda habitación y... El amor de tu madre

Hans—Mi madre esta loca, y lo demás... Es por otra cosa que soy así

Rulius—No digas eso de tu madre, se preocupa por ti y te adora, ya quisiera que mi madre me prestara algo de atención —se metió un trozo de chocolate en la boca

Hans—Dentro de su locura se que me tiene algo de cariño, pero es asfixiante en ocasiones—miro sus pies recordando algo —en el fondo ella merecía algo mejor

Rulius—¿Algo mejor?

Hans—Si una mejor vida, vente vamos o no te leeré el cuento—empezó a caminar algo rápido

Rulius—¡Espérame!

Unos días después...

—Apúrate y acaba con él, solo será un problema para el príncipe Hans—dijo con indiferencia y frialdad

—Diablos, ese caballero fue molesto

Aquel hombre tomó una daga y con esta le corto el cuello al joven, estos sujetos salieron huyendo al oír una voz, el chico de cabello azul corrió hasta donde estaba el primer príncipe.

Hans—¡Rulius!, aguanta un poco, prometo que te voy a curar, solo espera un poco —dijo con desesperación

Hans—¡Rulius!, aguanta un poco, prometo que te voy a curar, solo espera un poco —dijo con desesperación

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