Capítulo 4 Locura.

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El emperador fue recibido por Carsien quien  guió a todos hasta la habitación de la reina, el tocó esperando a que ella abriera la puerta, pero los segundos pasaban y no había respuesta.

Carsien—Es posible que este durmiendo—dijo algo nervioso

Ruve—Abran la puerta—dijo seriamente

—Si su majestad—

Sus manos estaban alrededor del cuello del menor, apretaba con fuerza, no dejaría que nadie le quitara a su bebé.

Aristia—No te preocupes cariño, mamá no dejará que te lleven lejos de mi, mamá te acompaña incluso en la muerte—sonrió, de sus ojos salían lágrimas que recorrían sus mejillas

La puerta fue abierta de repente y con brusquedad, la sorpresa del emperador se noto, la emperatriz que estaba ahí al ver tal escena se horrorizo, el emperador ordenó que la alejaran del menor.

Aristia—¡No, no dejaré que se llevan a mi bebé!, ¡es mi niño!, prefiero matarlo yo a dejar que me lo quiten—grito mientras era alejada del menor

Carsien tomó al pequeño, el cual empezó a toser.

Ruve—Traigan a la reina y al príncipe, no dejen que ella esté cerca de él —

—Entendido su majestad—dijeron los caballeros al unísono

Carsien llevaba al menor en brazos, la reina en todo el camino no dejó de gritar y patalear, quería que los dejaran, que le regresaran a su bebé, pero no dejaban que ella estuviera cerca del menor. Rulius los estaba esperando, se acercó con alegría al ver que el caballero rojo traía a su hermano menor, quería que lo dejaran jugar con él, pero su padre pidió que se lo llevaran y a él lo hicieron aún lado.

Habían encerrado a la reina en una habitación, mientras que al príncipe lo llevaron a otra, en donde un médico lo revisaría.

Jieun—Aún no puedo creer... Que estuvo a punto de matar a su propio hijo—aún seguía en shock por haber visto eso

Ruve—Es un dolor de cabeza... Tampoco esperaba que llegara hasta ese extremo—dijo con frialdad

Jieun—¿Se lo quitarás?

Ruve—No lo se... Otro niño en el palacio sería un problema —dijo algo pensativo

Jieun—Rulius si lo quiere, tal ves podría hacerme cargo de él... —dijo con cierta duda

Ruve—Ya veremos, iré a ver al doctor para ver como esta Hans —se fue dejando a la emperatriz atrás

Su cabeza era un lío, haber visto aquello le parecía un horror, ante sus ojos sin duda Aristia era una mala madre, todo lo contrario a lo que había sido la madre de ella, no comprendía su actitud y su forma de actuar, le había causado mucha rabia ver aquello, aún tenía aquella imagen clara en su cabeza, aún lo recordaba vividamente sus manos al rededor del cuello del menor, apretando con fuerza, intentando arrebatarle el aire, pero lo que más lo asusto fue el hecho de que el menor no pusiera resistencia, como si estuviera resignado a morir.

Ruve—¿Qué clase de vida has tenido? —dijo más para sí mismo

Noto que Carsien parecía nervioso como si buscará algo con la mirada y junto a él, estaba el doctor igual de nervioso que el caballero.

Ruve—¿Pasó algo? —preguntó con seriedad

Carsien—Bueno... El príncipe desapareció

Ruve—¿Cómo que desapareció? —dijo con cierta sorpresa

Carsien—Ya lo hemos buscado pero no está, lo deje solo en la habitación solo por unos minutos en lo que iba por el doctor y cuando regresamos ya no estaba, otros caballeros también lo están buscando su majestad —explicó

Ruve—Es imposible que un niño pequeño les haya visto la cara, encuentrenlo—dijo con voz firme, hasta que una idea cruzo por su cabeza

Se dio la vuelta y empezó a caminar a paso acelerado, Carsien y el doctor lo siguieron como si el supiera algo que ellos no, llegaron hasta la habitación en donde la reina estaba encerrada.

Ruve—¿La reina esta sola? —preguntó

—Si su majestad, no hay nadie con ella desde que la encerramos —contestó

Ruve—Abre la puerta, necesito entrar

—Pero puede ser peligroso su majestad —dijo preocupado uno de los guardias

Ruve—Dije que abras la puerta —dijo con voz firme

La puerta fue abierta y ahí estaba el menor sentado en las piernas de Aristia, ella lo cargaba como si fuera un bebé, mientras acariciaba su cabello y cantaba una canción de cuna.

Aristia— La la la la la la la la la

Ruve—Dame al príncipe —dijo molesto

Aristia—Shhh...no ves que mi bebé duerme —hizo un gesto de silencio, mientras aún se mecía en la cama

Ruve—Vamos dame al bebé —le siguió el juego

Aristia—No, no, no, mi bebé tiene que estar conmigo, mi bebé se pone mal si lo alejan de mí —dio unas palmadas en la espalda del menor

Ruve—Vamos dame al bebé, lo llevaré a su cuarto a dormir —sonrió —(Solo tengo que fingir, si se lo dejo es posible que lo mate)

Aristia—Esta bien... Mamá dejara que se lleven a Hans a dormir —le entrego al menor

Ruve lo tomo en brazos, y al mirarlo bien lo vio con claridad, el menor estaba despierto y se veía bien, simplemente lo miraba, ni tan siquiera se quejaba o decía algo. Debido a eso lo bajo, pero este regreso a los brazos de Aristia.

Aristia—Ves mi bebé no deja a mamá sola—lo abrazo

Ruve—Deja que un médico lo revise—dijo con tranquilidad, no quería alterarla

Aristia—¡No!—abrazo con fuerza al menor —¡No dejare que un doctor lo toque!, mi bebé esta sano—grito molesta

Hans—No necesito un doctor—dijo como si nada como si fuera ajeno a todo aquello

Era la primera ves que el emperador escuchaba la voz del menor, le extraño que sonará como un adulto, pero prefirió no tomarle importancia.

Ruve—Entonces ven, tu hermano quiere conocerte

Hans guardo silencio, mientras las manos de la reina se aferraban a él con fuerza, el podía sentir como sus dedos se hundían en su espalda, cosa que poco le importaba, después de todo él solo estaba ahí para mantener la poca o nula cordura que le quedaba a la reina.

❥ᴀ̶̶ʙ̶̶ɪ̶̶s̶̶ᴍ̶̶ᴏ̶⛥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora