Era la fiesta de cumpleaños del príncipe Rulius quien cumplía oficialmente 11 años, habían muchos nobles y niños que habían sido invitados, para que el príncipe heredero tuviera amigos con los cuales jugar.
Mientras que la reina y su pequeño estaban en una esquina del salón, algunos nobles se le acercaron llevándole algún regalo para el menor, ya que pensaban que lo mejor era llevarse bien con el segundo príncipe, ya que a futuro alguno de los dos podría convertirse en emperador, aunque ya se había que Rulius era el príncipe heredero pero eso podía cambiar.
Hans recibía los regalos y agradecía, aunque era el cumpleaños de Rulius y eso podría considerarse como un insulto, pero Rulius prácticamente reclamaba a aquellos que no habían llevado algo para su hermano, Rulius pensaba que Hans nunca había tenido una fiesta de cumpleaños, por lo que todo lo que pidió para su celebración también era para su hermano.
El emperador y la emperatriz prácticamente lo dejaron hacer lo que quisiera, lo que menos querían era lidiar con sus caprichos, pensaron que esto sería temporal, que con el tiempo cambiaría.
Rulius—¿Te estás divirtiendo Hans? —se acercó al chico de cabello azul
Hans—Mm... Si—dijo de una manera seca casi rozando la frialdad
Rulius—¿Hans puede venir a jugar? —le pregunto a la reina
Aristia—Claro, mi bebé irá a jugar contigo un rato—le dio un leve empujón para que fuera a jugar
Rulius lo tomo de la mano y se lo llevó, quería que su hermano jugará con él y los demás niños. Hans le siguió el juego a como pudo, realmente no era tan expresivo, pero hacía lo que podía de cierta manera quería complacer a aquel niño, en algún momento de la fiesta Aristia insistió en que Hans tenía un regalo para Rulius, la emperatriz y el emperador estaban inquietos por esto, ya que Aristia no era la persona más cuerda del imperio y prácticamente estaba obligando a Hans a que mostrará el dichoso regalo.
Aristia—Vamos cariño dale a tu hermano su regalo—dijo con insistencia
Hans—Ya te dije que no quiero—dijo algo serio
Rulius—Reina Aristia, de verdad no es necesario que Hans me de un regalo si no quiere—dijo algo nervioso
Aristia—Pero... Es hermoso lo que mi bebé quiere darte, anda cariño enséñale aquello—dijo sosteniendo la mano del menor
Hans—A veces eres molesta... —después de decir eso una pluma y un libro apareció de la nada en sus manos—¡Märchen Meines Lebens!
Una luz azul brillante cegó por algunos segundos a todos los presentes, todos al fijar su vista en el menor notaron como al rededor de el había una figura femenina, con una figura conocida como sirena, no tenía un rostro, era más bien como una sombra brillante que rodeaba al menor como si nadara.
Aristia—¡Te dije que era algo hermoso! —dijo mientras miraba aquello con gran emoción
El emperador y la emperatriz estaban más que sorprendidos, era algo que no se esperaban, y los murmullos era algo que no tardaron en ser escuchados en aquel gran salón.
Rulius—¡Es maravilloso! —dijo con alegría— Tenía razón, es el mejor regalo que me han dado
Él joven príncipe ignoraba que debido a eso, ahora habría algunos problemas, pues si algunos que ya conocían el rumor sobre un segundo príncipe pensaban en apoyarlo con esto, era más probable que renacerá una nueva facción, y con ello también la atención del templo, pues esto no tardaría en llegar a oídos de alguien importante, pues sólo aquellos elegidos por Vita poseían una habilidad así.
Con el transcurso de los días, se corrió el rumor de que él segundo príncipe era un niño bendito enviado por Vita, y que la profecía de que Aristia era la niña bendita no era incorrecta y que muchos se habían equivocado en el pasado, pues tal ves la profecía había sido mal interpretada y lo que en realidad se quería dar a conocer es que ella daría a luz a un niño bendito.
El templo no tardo en pedir que el menor fuera visto por uno de los sacerdotes del templo, más en específico una de las raíces de Vita, pues los rumores eran tantos que era algo inevitable, siendo así que días después el menor fue visto por su santidad.
—No puedo confirmarlo, pero este niño sin duda fue bendecido—dijo con voz suave— Sin duda Vita lo ha elegido como un niño bendito
Tras aquella visita, muchas cartas empezaron a llegar al emperador, pidiendo que reconsidere que el príncipe Hans sea elegido como príncipe heredero en lugar del príncipe Rulius, esto provocaba más presión en él, mientras que la emperatriz estaba molesta, pensando que todo esto había sido a propósito.
Rulius—No entiendo que pasa—dijo algo desanimado —después de mi cumpleaños no han dejado de venir personas que no había visto antes a ver a mi hermano
—Es normal su majestad, los sacerdotes del templo creen que su hermano es un niño bendito elegido por Vita—explicó
La relación de la familia imperial con el templo no era buena, así que había ciertos roces, pero el templo pensaba en aprovechar esto para poder obtener más poder en la política, ya que si había un niño bendito en la familia imperial en el futuro podrían tener más influencia, sin embargo Hans no estaba interesado ni en ser emperador ni en la política.
Sólo era alguien que terminó en medio de un caos, que poco a poco iría creciendo.
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❥ᴀ̶̶ʙ̶̶ɪ̶̶s̶̶ᴍ̶̶ᴏ̶⛥
Fanfiction✘⃟Esta historia esta situada 11 años después de los sucesos de la primera línea temporal por decirlo así, debido a ciertos acontecimientos las cosas tienen ligeros cambios.⛥ ☣️Advertencia☣️La historia puede llegar a contener temas o contenido sensib...