Capítulo 8 Él.

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—Pequeño príncipe por fin te encuentro, sabes tu madre esta frustrada porque no te encontraba—dijo su santidad de manera amable y con una sonrisa

Hans—Iré con ella—salio de su escondite mientras escribía en el libro

—Parece que te estabas divirtiendo—miro con curiosidad al joven

Hans—Estoy inspirando escribiendo, por eso quería estar solo, pero... Como dices mi madre esta como loca así que.... —empezó a caminar sin dirección fija

—¿Y que tanto escribes príncipe? —preguntó curioso

Hans—La historia de una noble que se enamora de un campesino y su amor se vuelve una tragedia debido a que inicia una guerra civil en el reino, así que ambos deberán superar eso y ver si al final pueden ser felices—explicó mientras seguía escribiendo con emoción

—Ya veo... (Le gustan las historias trágicas al parecer) —simplemente lo siguió

Su santidad empezó a notar extrañas sombras que pasaban cerca de él y del segundo príncipe, Hans parecía ignorar aquello.

—Príncipe Hans, ¿cómo es la protagonista de su historia? —preguntó mientras miraba a una joven de cabello castaño abrazando a un joven campesino

Hans—Es de una estatura promedio con el cabello castaño,con vestidos poco llamativos pero que se nota que es de una familia noble—explicó

—(Es imposible, ¿acaso puede manifestar lo que escribe?) —pensó mientras observaba su alrededor —¡Deja de escribir! —se acercó para arrebatarle la pluma

Hans—¿Qué diablos haces? —dijo algo molesto—estaba inspirado escribiendo

Su santidad noto que al quitarle la pluma aquellas especies de sombras habían desaparecido, mientras que Hans trata de recuperar su pluma, brincando para poder tomarla aunque era en vano, ya que era bajo de estatura, así que lo piso asiendo que soltara la pluma, tomándola de nuevo y salir huyendo.

—¡Espera, no puedes seguir escribiendo! —lo empezó a perseguir

Hans—(¡Maldición ese tipo aún me sigue, no quería hacer esto, pero es un buen recurso para este problema!) —tomo aire y empezó a hablar fuerte—¡Mamá, mamá!

—¡No grites, espera por favor! —pensó en lo rápido que ese pequeño corría, era como un ratón escurridizo

Aristia estaba algo cerca, al oír a su pequeño corrió buscando al menor, era seguida por Carsien quien estaba ayudando a la reina a buscar al menor, en cuanto Aristia vio a Hans lo abrazo.

Hans—Madre ese hombre quiere quitarme mi pluma—señaló a su santidad

—No es lo que parece—trato de explicarse —Es solo que vi que las habilidades del segundo príncipe se manifiestan si escribe...

Aristia—¡Aléjate de mi hijo! —dijo molesta—¡no te vuelvas a acercar a él!

—Por favor su majestad... Solo fue curiosidad no era mi intención asustarlo—se puso algo nervioso si eso seguía así llamaría mucho la atención

Hans—(Solo quiero que se vaya y aun sigue aquí) —hizo que la pluma y el libro desaparecieran

—Su majestad, creo que no entiende pero su hijo es un hijo directo de Vita, por ello quería saber sobre lo que puede hacer—dijo acercándose poco a poco a la reina

Aristia—Lo se, se que mi niño es un hijo de Vita, ya que fue quien me lo dio—acercó al menor más a ella, enterrando sus dedos en su espalda

—¿Lo sabía? —estaba sorprendido por ello

Aristia—Vita me lo dio como un obsequio, es mi niño y solo mío —dijo todo esto mientras tenía una sonrisa en la cara, sus ojos parecían no tener vida —Es mi pequeño, mío solo mío

Carsien—Su majestad creo que debería de ir a descansar, se le ve que ya esta cansada—la tomo del brazo para llevársela —Su santidad si quiere ver de nuevo al segundo príncipe venga otro día y que la reina este presente mejor, así no lo asustara—dijo en tono amable, no quería alterar a Aristia

Aristia—Pero aun no tengo sueño

Carsien—Pero se le ve cansada, además Hans también se ve cansado, es mejor si se va a descansar y le canta una canción de cuna—él sabía como manejar a Aristia, estaba mal eso, pero para evitar un escándalo era lo mejor

Aristia—Tienes razón, vamos cariño

Así fue como los tres dejaron a su santidad atrás, el solo se quedó pensando en lo que había pasado, ¿acaso podía distorsionar la realidad?, el sabía que el poder del segundo príncipe no era tan fuerte, pero aun así ser capaz de algo así era admirable, sabia que si alguien más se enteraba de eso sería un problema, ya que muchos querrían un poder así, aun desconocía como funcionaban las habilidades del segundo príncipe, pero lo relaciono con la escritura.

Ya en la habitación de la reina, está le había puesto una pijama a Hans, Carsien estaba ahí aunque estaba de espaldas, ya que la reina le había pedido que no viera como cambiaba de ropa al príncipe, aunque había un pequeño espejo y el había visto algo extraño en el segundo príncipe, aunque no sabía que era exactamente, aún así no pregunto nada.

Aristia—Ya puedes ver, ¿verdad que se ve lindo? —preguntó emocionada

Carsien—Si se ve bastante bien el príncipe —sonrió —(Pobre... A veces le tengo lastima, ya que más que ser su hijo, parece más su juguete, pero si eso la hace feliz supongo que esta bien)

Aristia—Vamos cariño, tienes que dormir —lo metió a la cama y lo arropó—Iré a cambiarme y regreso

Carsien—Si su majestad —se quedo ahí de pie mirando la habitación.

Por momentos quería hacer algo más que estar cuidando a la reina y al segundo príncipe, pero ahí estaba, recordó que hace unos días había visto como el príncipe curo al primer príncipe ya que este se había lastimado jugando, el no le había dicho sobre eso a nadie, ni al emperador, aunque sabía que tarde o temprano tendría que hacerlo, pero quería observar un poco más a ese pequeño.

Llegó incluso a la conclusión de que a Hans poco le importaba el trono, ya que del tiempo que llevaba ahí nunca mostró interés en eso, cuando se dio cuenta la reina ya había regresado y se metió a la cama junto al menor, el cual ya estaba dormido, ahora que lo pensaba mejor a Hans siempre le hacía usar ropa de color azul claro o oscuro, pero para dormir siempre le ponía pijamas blancas y de una tela en específico, siempre tenían que ser 100% de algodón y no de otro tipo de tela, que la textura siempre fuera suave y cálida para evitar el frío y siempre pero siempre llevaba calcetines, nunca lo había visto descalzo o usar ropa de mangas cortas, eso le parecía extraño pero no sabía como abordar ese tema con la reina, pues era la única que lo vestía y cuando eso pasaba siempre sacaba a todas las sirvientas de la habitación.

Aunque ahora a él le permitía estar presente, aunque siempre mirando para otro lado, miro de reojo el tocador de la reina notando muchos ungüentos.

Aristia—Si gusta ya puede retirarse, Hans y yo descansaremos un rato —dijo mientras se cubría con las cobijas

Carsien—Si su majestad, nos vemos después descanse —se dirigió a la puerta de la habitación

Al abrirla se encontró con Allendis.

Carsien—¿Qué haces aquí?

Allendis —Venía a entregar unos chocolates que hice, pero veo que vine en mal momento

Carsien —Tonto... —cerro la puerta —Vamos, en otro momento puedes venir a verlos, pero por ahora déjalos descansar

Allendis—Comprendo, bueno nos vemos...

Carsien —Idiota... —suspiro algo molesto —Agh... Como quisiera ir a una misión importante.

Se fue de aquel lugar, yendo hacia el área de entrenamiento, pues aunque fuera un prodigio con la espada y llevara ya tiempo trabajando como caballero no quería decir que no debía de seguir practicado.

❥ᴀ̶̶ʙ̶̶ɪ̶̶s̶̶ᴍ̶̶ᴏ̶⛥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora