Capítulo 5 Rulius.

425 37 0
                                    

Habían pasado un par de semanas desde que la reina fue llevaba a vivir junto al emperador y la emperatriz, Rulius tuvo que tener paciencia pues no podía acercarse a Hans como el quería, ya que la mayoría del tiempo estaba con su madre.

Jieun—Ruvellis el cumpleaños de Rulius será dentro de unos días y el quiere que la reina y su hijo asistan a su fiesta de cumpleaños—dijo con seriedad

Ruve—¿En serio quiere que estén el día de su cumpleaños?

Jieun—Se lo que estas pensando, pero si, fue muy insistente, el quiere que su hermanito menor esté en su cumpleaños, la idea no me agrada pero es lo que quiere

Ruve—Esta bien, aunque esto traerá problemas

La emperatriz salió de la habitación dejándolo solo con su ayudante, Ruve cansado miró por la ventana, notando que en el jardín estaba Aristia con Hans, ella parecía feliz, aunque en el fondo sabía como estaba Aristia, notando como el menor poco o nada se movía, ella era quien lo rodeaba y parecía hablarle con alegría, a veces quería ir a  escuchar que es lo que ella tanto le decía al menor, pero a la ves le daba miedo, ya que ella no parecía estar cuerda.

Rulius veía desde a lo lejos a la reina y a su hijo, quería acercarse a jugar, pero el caballero que estaba con él se lo impedía.

Rulius—¿De que sirve que mi hermano este aquí, sino me dejan jugar con el? —dijo molesto mientras caminaba en dirección al comedor

—El emperador ya dio la orden de que aún no es momento, solo debe ser paciente—dijo con tranquilidad

Rulius—A ja...

Se sentó en la gran mesa para comer, pero estaba ahí solo, sus padres como siempre estaban ocupados, hasta que oyó una voz.

Aristia—Vamos cariño, come —sostenía en sus manos una cuchara con comida en ella

Rulius—(¿En que momento llegaron?, al menos no estaré solo) —sonrió levemente

Aristia —Vamos bebé come, ¿no te gusta la comida? —ladeo la cabeza mirando al menor

Rulius—(¿Por qué no come?, ahora que lo pienso desde que llegó no lo he oído hablar)

Hans simplemente negó con la cabeza y se retiro de la mesa, detrás de él iba la reina, dejando de nuevo solo al príncipe.

Rulius—Ni ellos se quedan conmigo... —dijo algo triste —todo el mundo siempre tiene algo que hacer

Hans—Toma—dejo en la mesa un libro—deberías leerlo cuando tengas tiempo

Rulius miro aquel libro, solo fueron esas palabras pero para él fueron grandiosas, aunque su voz le parecía a la de un adulto.

Aristia—Oh mi niño es tan lindo, cariño ven vamos por unos postres, estoy segura de que te gustaran los pastelillos—dijo mientras caminaba con el menor de la mano

Rulius—Tal ves, podríamos llevarnos bien—sonrió mientras tomaba el libro

Después de unas horas fue a la biblioteca a dejar el libro que Hans le había dado, ya que supuso que de ahí lo había tomado, al entrar y recorrer esta lo vio sentado en un sofá y alrededor tenía algunos libros.

Hans—¿Buscabas un nuevo libro? —sonrió

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Hans—¿Buscabas un nuevo libro? —sonrió

Rulius—De hecho venía a dejar el libro, terminé de leerlo—mostró el libro que traía en sus manos

Hans—Pensé que ni tan siquiera le echarías un vistazo—regreso su vista al libro que tenía en manos

Rulius—Son cuentos infantiles, son más fáciles de leer, que los aburridos libros sobre economía y ese tipo de cosas —miro curioso la pila de libros que había cerca—¿Puedo quedarme aquí un rato?

Hans—Claro, ¿porque no?, vamos toma asiento—se sentó de manera adecuada en el sofá para dejar espacio suficiente para el menor

Rulius—¿Qué lees? —preguntó con curiosidad

Hans—Un libro sobre cuentos infantiles—dijo sin despegar la vista del libro

Rulius—¿Sólo te gustan ese tipo de libros?

Hans—No en realidad, pero son los que más leo—dejo el libro de lado—¿Quieres que te lea un cuento?

Rulius—Si—dijo emocionado

Hans tomo otro libro del montón, uno al azar, comenzando así con la lectura, fue hasta casi la mitad del libro que Rulius cayó dormido en su regazo como un niño pequeño, la emperatriz que estaba buscando a su hijo, lo encontró en la biblioteca durmiendo, mientras aquel niño leía como si nada, como si el peso del otro no le importara.

Había llegado hasta ahí, porque el caballero del príncipe le dijo a donde había ido, le había parecido extraño que el fuera a la biblioteca ya que comúnmente detestaba los libros, sin embargo estaba sorprendida de verlo ahí, tan plácidamente dormido, con una sonrisa en la cara, como si hubiera escuchado el mejor cuento de la historia.

Ella solo vio todo desde cierta distancia, mientras Hans seguía leyendo aquel libro en completo silencio, decidió dejar a su hijo ahí, parecía estar en paz, además de que le dio confianza dejarlo con el otro príncipe pues no parecía tener malas intenciones hacia su hijo.

Aunque le parecía un poco extraño que fuera tan tranquilo, a diferencia de su hijo, él casi ni hablaba, no solía correr por los pasillos o gritar cuando quería jugar, era todo lo contrario a Rulius, a pesar de ser menor a él, sentía que Hans debía de ser más animado e imperativo, aunque a la ves comprendía ese comportamiento, Aristia lo había criado de una manera muy diferente, lo quería de una manera obsesiva llegando al grado de...

Miro como por su lado paso Aristia a paso veloz, eso hizo que corriera detrás de ella, pero se detuvo al ver que Hans ya estaba a fuera de la biblioteca con un libro en mano y una pluma.

Aristia—Cariño, no dejes sola a mamá, cuando abrí los ojos no estabas, no debes irte sin avisar—sostuvo la mano del menor

Este no hablo, solo empezó a seguir en silencio a Aristia, por un momento se había asustado, ya que no sabía cómo reaccionaria la reina si veía al príncipe Rulius cerca de su hijo, su comportamiento era impredecible podía reaccionar bien o crear un caos total y por ello es que le temía.

❥ᴀ̶̶ʙ̶̶ɪ̶̶s̶̶ᴍ̶̶ᴏ̶⛥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora